martes, 1 de febrero de 2011

El Presidencialismo y la Fuerza Armada

La adecuada y difícil relación civil militar, particularmente en democracias incipientes como la nuestra,  a veces es afectada por las mismas autoridades encargadas de dirigir al sector militar.
En estos días tenemos una muestra más, a la sucesión de ventas de terrenos e instalaciones de la Fuerza Armada, ahora se suma el hecho que el gobierno le ha quitado el carácter de reserva para la defensa nacional a la Base Naval del Callao con el fin de entregar una parte de ella a la construcción de un muelle de minerales, acción tomada por el primer mandatario sin haber hecho las consultas del caso a los marinos, quienes a través del Ministerio de Defensa podrían haber opinado al respecto.
El tema actual, al margen de la medida tomada, es el estilo presidencialista con que se manejan aspectos sumamente delicados para la seguridad y defensa nacional, donde deberían converger el Consejo Nacional de Seguridad y el Ministerio de Defensa, y también por qué no, la Comisión de Defensa del Congreso. Considero que una medida de esa naturaleza no debería tomar el Presidente a espaldas de los entes que tienen que debatir y consensuar, para ver las ventajas y desventajas que reporta dicha decisión.
Y a ello se suma las destempladas declaraciones del mandatario, según el Diario La Primera, donde se expresa mal de dos connotados marinos en el retiro, quienes han expresado libremente su opinión observando la medida, como cualquier otro ciudadano pudiera hacerlo . Según el diario aludido el Presidente manifestó, entre otras cosas: “Aquí hay personas que se creen dueños del Estado y no son más que empleados que deben obedecer las órdenes del gobierno civil…..’’.
La Constitución señala que el Presidente es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, así como que éstas están subordinadas al poder constitucional; la subordinación es un reconocimiento al poder surgido de la elección mayoritaria por los votantes y de ahí que surge el control democrático de las FFAA por el gobierno de turno. Es clara la Constitución en el sentido de la subordinación de la Fuerza Armada al poder político, que no es necesariamente sometimiento, no debe haber un afán instrumental en este control, sino que es un control propio de la democracia; de no ser así los conductores civiles podrían ser  tiranos y dictadores, entonces ya no tendríamos una conducción democrática, sino una conducción dictadora de la FA.
Por otro lado es bueno recordar que dentro de las difíciles relaciones civiles militares,  es importante el nivel de autonomía que debe tener la FA para tener eficiencia y eficacia, nivel que no se impone sino se construye en base a sucesivos acercamientos, confianza, coyuntura política, más aún en un período de transición democrática
En consecuencia no es dable una actitud autoritaria por parte del Presidente con el sector militar, como con cualquier otro sector de la ciudadanía, en principio porque afecta las relaciones civiles militares, segundo porque afecta la seguridad nacional y tercero se estaría dando señales que no estamos con un gobierno democrático.

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