domingo, 13 de noviembre de 2011

Fuerza Armada y Sociedad Civil

Sociedad Civil es un término de la teoría política, cuyo origen es remoto, sin embargo durante la segunda mitad del Siglo XX ha habido un resurgimiento del término, con un concepto más definido y acotado, dejando de ser elusivo y etéreo, cuya aclaración la efectuaré más adelante.
Antes de la Revolución Francesa y la Revolución Americana, en el mundo no existían derechos civiles (derecho a la vida, libertad de conciencia y religión y derechos políticos (derecho a reunirse, a elegir y ser elegido). Las personas no tenían privacidad, sus derechos eran vulnerados en cualquier momento
Desde los albores de la humanidad, los soberanos, reyes y emperadores tenían un poder absoluto sobre todo lo que estaba en sus confines. Con el tiempo algunos comenzaron a pedir cuotas de poder y feudos, los feudos repetían dentro  de su comarca lo mismo que el Rey. El punto de mayor tiranía se produce con las monarquías absolutas y desaparición paulatina de los feudos. Los reyes eran proclamados por invocación divina. La primera escisión de ese poder omnímodo fue la libertad religiosa, luego de la Paz de Wetsfalia[1], los Papas ya no eran más los regentes de los diversos reinados. Las grandes guerras que se habían producido en Europa eran  por las diferentes corrientes religiosas  que existían; los gobiernos han tenido  que ir cediendo para ser más tolerantes y aceptar otras formas de confesiones de fe.
Poco antes de la Revolución francesa, los  comerciantes, manufactureros y latifundistas que habían progresado, van tomando conciencia  de su importancia dentro del reino y conforman logias, ligas y asociaciones a través de las charlas de café. De igual manera los críticos de arte y de la política también mantienen tertulias alrededor de los cafés.  Todos estos personajes iban conformando una sociedad burguesa  y la “esfera pública”[2], creando una tensión entre la ciudad y la corte y algo más interesante, a través de sus discusiones se va creando un sentimiento de igualdad.
Establecida la Monarquía Constitucional  parte de esta burguesía tiene acceso al poder  a través de las Asambleas Nacionales, donde pueden defender sus propios intereses frente al poder del Estado. Al margen de los que estaban en puestos del poder, se forman también otras asociaciones que estaban fuera de la influencia del Estado y de la influencia de los grandes empresarios, que fueron formando la sociedad civil. Lo civil implica que no forma parte del Estado.
La capacidad de asociación en cada país estaba en función  de sus tradiciones. En países donde coincidieron tempranamente en la historia la tolerancia y la pluralidad religiosa, la construcción de Estados-Nación bien definidos y con su propia alta cultura y el desarrollo de instituciones con base en el derecho, pudo formarse una verdadera sociedad civil[3].
El resurgimiento de la sociedad civil se da durante la segunda mitad del Siglo XX, cuando comienza a debilitarse la democracia representativa y a la vez son los momentos previos a la caída del Muro de Berlín y colapso del régimen comunista. Resurge este movimiento en países del Este totalitarios y después en América Latina[4], al término de los regímenes dictatoriales y autoritarios; esta reconstrucción  se basaba en la idea de una auto organización de la sociedad, de la reconstrucción de vínculos independientes al Estado autoritario y del llamado a una esfera pública autónoma, ajena a toda comunicación oficial, estatal o controlada por un partido.
En nuestro país la sociedad civil todavía es una entelequia, su concepto es poco difundido. Inicialmente fue satanizada ya que en su seno estaban organizaciones de defensa de derechos humanos. La sociedad civil está organizada por grupos de diferente índole, de diversos intereses, es plural, con cierta información,  que se organizan frente a un tema de interés público que no es satisfecho ni por el Estado ni por el mercado.
La sociedad civil interactúa en el espacio público o esfera pública entre el Estado y los diversos intereses de los ciudadanos, son ciudadanos activos. No es institucionalizada, no existe todo el tiempo, puede ser local o social y forman el tejido social. La sociedad civil actúa frente a un problema público, que mediante análisis y propuestas tratan de influir en el Estado, algo importante es que levantan un valor (ética) y al final buscan como cambiar o mejorar una política pública que va a originar un cambio social
Muchas veces los militares aducen que la sociedad civil no existe, que es una sola, y en todo caso si la hay entonces también hay una sociedad militar. También aducen que su invento es para dividir al país y que tiene una posición antagónica frente a la Fuerza Armada. En forma mayoritaria existe un sentimiento contrario frente a la sociedad civil, fundamentalmente por la labor de vigilancia que ejerce frente al cumplimiento de políticas públicas por parte del Estado y frente a los excesos causados por los grandes intereses del sistema económico
Es interesante señalar lo que  menciona Pérez,[5] cuando efectúa una construcción conceptual de sociedad civil y señala que la sociedad civil es “civil’’ en tanto sus agentes son ‘’ciudadanos’’, no súbditos de de un déspota o gobierno autoritario, y por tanto miembros de una sociedad ‘’civilizada’’, no una sociedad pre–moderna; por otro lado a diferencia de los militares, son agentes autónomos, entendiéndose esta autonomía, como el poder limitado que tiene el Estado  para penetrar sus dominios reservados.
La Fuerza Armada del Siglo XXI enmarcada en un proceso democrático, aún en transición, debería interactuar con la sociedad civil, toda vez que el no hacerlo impide tener un marco de unas adecuadas relaciones civiles militares y ello a su vez puede poner en compromiso la seguridad nacional frente a amenazas externas como amenazas internas. El tema no es fácil toda vez el protagonismo que ha tenido la FA durante el Siglo XX ha sido bien marcado. Con la perdida de la centralidad del Estado y de la propia Fuerza Armada por los cambios en el orden mundial desde los finales del Siglo XX, hay nuevos actores y protagonistas que también tienen que ver con el tema de seguridad, dado que ésta ahora tiene un concepto multidimensional y la FA ya no tiene la exclusividad del tema de seguridad, dado que las amenazas son de diverso índole donde no se requiere de una fuerza armada de carácter convencional.
La  Seguridad antes estaba ligada a la parte territorial de un país, la que era garantizada por las Fuerzas Armadas. Las posibilidades de guerras convencionales clausewitzianas cada vez son menos frecuentes y el tema de la amenaza de la invasión territorial ha dado paso a otras amenazas como riesgos ambientales, terrorismo internacional, el narcotráfico, la delincuencia internacional, etc. Amenazas que ya no competen solamente a las FFAA sino a otros actores, de donde se desprende que las FFAA también han perdido la centralidad que tenían en el Siglo XX. Según NarcísSerra,[6] el concepto de seguridad ha evolucionado, porque ella yo no depende de las propias fuerzas de un solo Estado, es por ello que surgen los acuerdos internacionales, tanto con los vecinos como con otros países, hay una reciprocidad comercial y se está fomentando la idea de una vulnerabilidad mutua, denominándose: el multilateralismo, de donde se han desprendido otros conceptos, como la seguridad cooperativa, concepto que ha sido formalmente reconocido en la Declaración sobre  seguridad en las Américas, celebrada en México en el año 2003.

[1] Paz  firmada en 1648, que dio termino a la Guerra de los treinta años en Alemania y la Guerra de los ochenta años entre España y los Países Bajos
[2] En la esfera pública se forma la voluntad colectiva a través de la comunicación racional irrestricta en la que el público civil se transforma en autoridad crítica y fuente de legitimación. También constituye la instancia a través de la cual los grupos, asociaciones y movimientos sociales pueden recibir la información necesaria sobre las políticas públicas e influir a la vez en su formación mediante la tematización y el debate de asuntos de interés general.
[3] OLVERA, Alberto. La Sociedad Civil: de la teoría a la realidad. México. El Colegio de México. Centro de Estudios Sociológicos, 1999,  pp. 42- 43
[4] ARATO, Andrew. Surgimiento, ocaso y reconstrucción del concepto de sociedad civil y lineamientos para la investigación futura. En OLVERA  p.114
[5] PÉREZ, Víctor. La primacía de la sociedad civil. El proceso de formación de la España democrática. Alianza Editorial. Madrid, p. 77.
[6] Ídem,  p. 7

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Deterioro de las relaciones civiles militares


Paseo de la Bandera en Trujillo


Según informaciones periodísticas la imagen del Perú en tema de derechos humanos se viene deteriorando últimamente, teniendo como previos antecedentes los sucesos de Bagua y Moquegua, que a la fecha no tiene responsables.
Por otro lado, ya casi estamos acostumbrados que casi todos los Ministros de Defensa, y en especial los tres últimos del Gobierno pasado, se han esmerado en distanciar las FFAA de la sociedad a través de sus medidas y actuaciones, lo que fue publicado en el post del 27 de Julio .Pensaba que el Ministro Mora iba a ser más cauto y más político, sin embargo sus últimas desafortunadas declaraciones no se condicen con la actitud de un Ministro que está dirigiendo la cartera de Defensa, habida cuenta que también está representando al gobierno en su totalidad, por lo que resulta extraño que cuestione los procesos judiciales ante la Corte Interamericana de DDHH así como descalificar a todas las ONGs  , acusándolas de querer desaparecer a las FFAA. Estas declaraciones han causado preocupación no solo a los aludidos sino también a líderes de diversos partidos políticos e inclusive dentro del mismo Gana Perú. Es lamentable estas declaraciones que considero que enturbian aún más las relaciones civiles militares y se abren frentes innecesarios en la sociedad.
Una de las brechas más importantes en las relaciones civiles militares en nuestro país es el enjuiciamiento dilatado de alrededor de 800 militares por acusación por delitos contra los derechos humanos en la guerra interna contrasubversiva contra los terroristas de Sendero Luminoso y Tupac Amaru, y el otro tema es el contenido del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, recusado por una gran mayoría de militares. Considero que son grandes obstáculos que impiden una mayor confianza entre las autoridades políticas con los militares y éstos con la sociedad. Una sociedad recelosa de sus militares y éstos a su vez de sus autoridades políticas que encarnan el proceso democrático del país no permite crear condiciones de seguridad en nuestro país, ante amenazas de carácter externas o internas, de ahí el gran riesgo de no mantener unas adecuadas relaciones civiles militares
En un proceso de transición democrático que ya lleva 11 años, normalmente va acompañado de un proceso de transición militar hacia una democracia consolidada, indudablemente que este segundo proceso va a depender fundamentalmente de las medidas que adopte el sector político; mientras que el sector político no de muestras de profundizar el proceso democrático y no asignar roles claros y definidos a la Fuerza Armada en este nuevo siglo, mayor va a ser  la confusión, desazón e inconveniencias en las expectativas de los militares. Análisis interesante que hace al respecto el Mayor General Jorge Rendón en su artículo Las Fuerzas Armadas que el Perú necesita, en la Carta Mensual del  ADOGEN No 06 – 2011.
 De manera análoga  la clase dirigencial del país que mantiene un statuo quo frente a la modernización del pensamiento militar también es ajena a esta preocupación que debería ser de carácter nacional, sin embargo mantiene secretamente una añorada remembranza del poder militar para balancear el nivel político de acuerdo a sus intereses  particulares, como lo fue en gran parte del siglo XX.



domingo, 4 de septiembre de 2011

Primaveral inicio del nuevo gobierno

Al mes del inicio del gobierno de Ollanta Humala, tirios y troyanos coinciden, que este primer mes ha sido de un saldo positivo para la nueva gestión, hasta la prensa más enconada contra este movimiento político durante la campaña política, ha sido, por decirlo de alguna manera, suave dentro de sus comentarios, no sin dejar de levantar aspectos puntuales que consideran negativos.
Dentro de este contexto se están estableciendo nuevos acomodamientos en las relaciones civiles militares, relaciones sui generis ya que se dan dentro de un período de transición democrática, se ha elegido un presidente que ha sido un profesional militar[1]. Enmarcado en ello, están los nombramientos que se han realizado tanto en las dos carteras de gobierno, en órganos gubernamentales y algunos funcionarios en los mismos que son de procedencia militar. Ha habido una corriente de opinión, particularmente periodística que se estaba militarizando el gobierno; es de suponer que los hombres designados son de la confianza tanto del Presidente como de los despachos y organismos que los han nombrado.
Pero el tema a considerar es que, ya sean civiles o  procedencia militar, si es que cumplen con el perfil del cargo para el cual están siendo nombrados; es decir si poseen el conocimiento y experiencia del puesto, tener una visión democrática que son funcionarios al servicio de una nueva sociedad, con profundos cambios sociales, impulsados por las grandes transformaciones producidos desde la última década, en el mundo y en América Latina; así como si dejan el sesgo castrense para tener una mayor visión política estratégica de la función que le han encomendado. Sus resultados nos darán una respuesta al cabo de un prudencial tiempo.
Por otro lado acudo a una explicación de Pion Berlin[2], cuando establece que en un país que se halla en un período de transición democrática y sus instituciones gubernamentales aún  son débiles e inestables, como es el caso nuestro; el nuevo Presidente se apoya en gente de su entorno que le sean confiables, así como en ciertos mandos de la Fuerza Armada, que le proporcionan cierta estabilidad, garantía para poder cumplir y lograr los objetivos que se ha trazado. Teoría complementada por Peter Feaver[3] con su conocida analogía del “principal” y el “agente”, donde el principal es el Presidente y los agentes son las personas a quienes nombra, delegándoles la responsabilidad de velar por la seguridad del país.
Sin embargo es preciso señalar que el nuevo presidente, durante este tiempo ha asumido en la conducción del país una posición política democrática y las señales que ha estado dando son auspiciosas para este nuevo gobierno, particularmente para la inclusión social, la lucha contra la delincuencia y el tráfico de drogas, último aspecto que fue duramente cuestionado por la suspensión temporal que hubo de la erradicación de los cultivos de coca.
Esperemos que dentro de este nuevo marco gubernamental, las relaciones civiles militares, sean mucho más armónicas que las del gobierno pasado, que dejaron un saldo negativo


[1] Aunque muchos pudieran decir que continua siendo militar; es un tema de discusión que lo dejo para otro momento
[2] Estudioso norteamericano que ha investigado las relaciones civiles militares durante cuarenta años en América Latina.
[3] FEAVER, Peter. Armed Servants. Agency, Oversight and civil – military relations. Harvard 2003

miércoles, 27 de julio de 2011

Saldo negativo de las RCM

A pocos días de terminar el presente mandato gubernamental, podemos afirmar que el saldo en las relaciones civiles militares ha sido completamente negativo. Toda vez que las autoridades del sector defensa, en particular el Ministro a cargo toma decisiones sin mayor criterio que afecta a la Fuerza Armada, como fue el mal hado dispositivo legal sobre las remuneraciones del personal militar. Al respecto, ha habido varios pronunciamientos de  las organizaciones de militares en retiro, como de congresistas de diferentes bancadas sobre lo nefasto que sería la aplicación de estas normas. Asimismo en un gesto poco frecuente, los Comandantes Generales de los Institutos han expresado  al  jefe del sector, su preocupación de llegarse  a la aprobación  de dichas disposiciones. Hecho que no constituye ningún acto deliberativo, sino que en su justa responsabilidad del Instituto que tienen a su cargo, la han canalizado a su jefe inmediato.
En los últimos años de este gobierno, no ha habido mayores acercamientos entre las autoridades  políticas y la fuerza armada, toda vez que el poder político muchas veces ha tomado decisiones sin tener en cuenta la opinión de los castrenses. Cuando se pretendió vender parte del Cuartel General del Ejército, el Ministro Araoz, ridiculizó a la pista de combate, donde hace entrenamiento el personal militar. En el post del  primero de Febrero de este año, el Presidente se refirió desdeñosamente a dos Jefes de la Marina que habían dado una opinión contraria, a la decisión de quitarle el carácter de reserva a la Base Naval del Callao y meses atrás el mismo ministro Thorne, con respecto a los ascensos tuvo expresiones desafortunadas por decirlo de alguna forma , al decir que “no iba a haber un sometimiento de los civiles a los militares”. No hay ningún tipo de sometimiento ni de los militares a los civiles, ni de los civiles a los militares. Existe una conducción civil de la fuerza armada, pero ello no implica una sumisión. La conducción implica una dirección y control político en un régimen democrático. La relación que se construye es a través de la mutua confianza y respeto, y sucesivos acercamientos; como menciona Peter Feaver es una interacción de carácter jerárquica y estratégica.
A todo esto es necesario mencionar la aparente ausencia del Consejo de Seguridad Nacional , porque los impasses que se han producido entre las autoridades políticas y los militares, no deberían ser fruto solo de la personalidad del mandatario o del  jefe del sector , sino del CNS, quien  es el elemento rector  del Sistema de Seguridad y Defensa Nacional, entre cuyas funciones está la de aprobar la política de seguridad y defensa. En otras palabras lo que se trata en este tema es la institucionalidad que deben tener los órganos del Estado y no caer en personalismos, como lo hemos visto en este régimen.
Esperemos que en el próximo gobierno sea la institucionalidad de los organismos de seguridad y defensa los que marquen la pauta  de las medidas que se tomen en este sector y no sea el voluntarismo o personalismo de una autoridad política.

martes, 21 de junio de 2011

Importancia de la Sociología Militar

Las RCM van más allá de la interacción estratégica y jerárquica de la esfera militar con el poder político, también se dan con los diferentes sectores de nuestra sociedad, más aún si tomamos en cuenta de la pluralidad que existe en ella, de ahí la importancia que reviste la sociología aplicada al sector militar para comprender las complejas relaciones civiles militares; ello también implica analizar la Fuerza Armada como una Organización Social que tiene sus propias peculiaridades, particularmente el profesionalismo y el ethos militar
Un estudio sociológico del personal de Oficiales de la Fuerza Armada daría información valiosa al Comando de ella, que ni la politología tradicional ni la sociología clásica lo haría; que permitiría tomar las mejores decisiones tanto en forma interna, como ente organizacional, es decir tanto en la organización operativa como la organización administrativa, así como en forma externa al orientar las relaciones con el poder político y la ciudadanía en general; según Morris Janovitz, padre de la Sociología Militar, un estudio de esta naturaleza abarcaría las siguientes variables: los orígenes sociales, las especialidades dentro cada Instituto, el status percibido y el real, el prestigio social, las motivaciones de la carrera, la ideología que predomina, etc.
Estas variables permitirían alcanzar en forma general dos objetivos:

1. Dilucidar los patrones comunes en las instituciones militares, que no dependen exclusivamente
del contexto nacional o cultural ; por ejemplo: su carácter o propósito profesional mismo; desde este punto de vista se utilizaría el concepto de “análisis organizacional o comportamiento de la organización”.

2. Observar a las instituciones militares como un reflejo de estructuras sociales y valores políticos
y culturales de cada entorno especifico, hecho que conduce al abordaje esquemático bajo el enfoque de “fuerzas armadas y sociedad” en la medida en que tales diferencias nacionales son
elementos básicos que determinan distintos patrones de las relaciones civiles-militares.
En nuestro caso se podría apreciar el impacto sobre la Fuerza Armada de las influencias que han ocurrido a nivel mundial, como las nuevas tareas que se le está encargando a la FA, así como en el orden interno, el proceso de democratización que se está dando en el país. Por otro lado, hay la creencia generalizada que los miembros de la Fuerza Armada piensan y valoran de forma similar, podría sostener que estos estudios nos darían más de una sorpresa.
Es importante también conocer la tendencia de las fuerzas armadas en el mundo tal como la ha publicado Charles Moskos en  The Post Modern Military , y cuál es la tendencia en nuestro país  de manera tal que podamos anticiparnos a los hechos
Estas investigaciones tendrían que hacerlos tanto civiles como militares, como se inicio en el Seminario Inter Universitario sobre Fuerza Armada y Sociedad, IUS, impulsada por Janotviz en los 60s, seminario donde periódicamente se reúnen civiles y militares a presentar sus trabajos sobre diversos temas de sociología militar, los cuales, luego de ponencias y  debates se transforman en recomendaciones que se alcanzan al Sector de Defensa. Un obstáculo inicial podría ser el dar facilidades a los profesionales civiles para que puedan hacer sus trabajos en el campo de investigación, labor a la cual los militares no están acostumbrados, por el prurito de la seguridad y por el pensamiento remanente del “enemigo interno”.

jueves, 21 de abril de 2011

Las relaciones civiles militares: una construcción social

Las nuevas relaciones civiles militares en nuestro país se vienen dando dentro de un marco democrático, que si bien es cierto de baja intensidad, es el norte al que se pretende arribar como Estado. Estas relaciones deben tener un nivel adecuado y ser las  que más convengan para asegurar al Estado que esté libre de cualquier amenaza.
Debemos tener en cuenta que son las relaciones que se dan dentro de un régimen democrático, entre civiles y militares, donde la Fuerza Armada es consciente que depende del control civil o control democrático para la toma de decisiones en los aspectos de Defensa y Seguridad, y que  no es deliberante en asuntos de política de Defensa y otros asuntos públicos de carácter político. Sin embargo, por otro lado debe tener cierta autonomía para el manejo interno eficiente de sus asuntos  operativos y administrativos.
Tratando de conceptualizar el término podríamos afirmar que las relaciones civiles militares son las interacciones que existen entre la Fuerza Armada y el sector civil, en forma general; y en forma particular con el poder político, son relaciones que se dan como resultado producto de la estructura del poder y contexto político que existe en un país, dentro de una interacción estratégica y jerárquica, que se da de manera cotidiana y que genera naturales tensiones por el tipo de decisiones que se toman.
La Constitución Política del Perú Art. 169, menciona: “Las Fuerzas Armadas no son deliberantes. Están subordinadas al poder constitucional”. Así como lo índica  la vigésimo quinta Política de Estado del Acuerdo Nacional, sobre la cautela de la Institucionalidad de las Fuerzas Armadas y su servicio a la Democracia, menciona que el Estado garantizará el control democrático de las Fuerzas Armadas.
Esta subordinación a veces es mal entendida tanto por políticos como por algunos militares; la subordinación es de carácter político, a la autoridad política, y no implica una sumisión per se, que permita una intromisión de los civiles en aspectos que son inherentes a la Fuerza Armada, dado que le quitaría parte de la eficiencia que he mencionado; sería pues inadmisible justificar la subordinación de los militares al poder civil sólo por un afán instrumental, toda vez que los civiles pueden ser mas autoritarios que los militares.
Por otro lado es interesante analizar como el control democrático o control cívico (Margaret Hayes,CDHS) “antagoniza” en cierta forma con la eficiencia y eficacia de la Fuerza Armada, en vista que el nivel de control o supervisión, como prefieren llamarlo los europeos ( Hans Born del DECAF- Ginebra), tiene que ver con el nivel de autonomía de la Fuerza Armada que le permita cumplir con las misiones asignadas, de manera tal que dicha supervisión coadyuve y no obstaculice dichas misiones, siempre dentro del marco democrático y las líneas rectoras de la política de defensa y política militar del Ministerio de Defensa.
En otras palabras de un lado se tiene autonomía, independencia y profesionalización y del otro control civil de la Fuerza Armada, los que aparentemente  son objetivos incompatibles y de lo que se trata es de encontrar un justo medio. Si quisiéramos hacer una analogía sería como si tuviéramos una balanza, en la que por un lado está el control democrático y en el otro está el profesionalismo militar con la eficiencia y efectividad, el fiel de dicha balanza esta el nivel de autonomía que debe tener la Fuerza Armada que  es una construcción social, que le va a permitir al proceso político una legitimidad ante la sociedad, cualquier presión indebida en una u otra dirección no sería sustentable en el tiempo.
De ahí que el nivel de autonomía que debe tener la Fuerza Armada no es una imposición que hacen los civiles, es mucho mas complejo que eso, es una construcción  que hacen tanto militares como civiles en base a sucesivas aproximaciones, guardando el respeto mutuo y las consideraciones profesionales de ambos sectores; son acercamientos que se van efectuando gradualmente en función a las variables políticas mencionadas anteriormente, de manera tal que permita que la Fuerza Armada pueda cumplir con sus objetivos asignados bajo el control democráticio, sin menoscabar su eficiencia y eficacia. Es preciso mencionar también que el nivel que se alcanza no es estático es más bien dinámico dependiendo de la naturaleza de las amenazas que existan, de la coyuntura política y la cultura cívica de la sociedad.

lunes, 21 de marzo de 2011

Las mujeres en la Fuerza Armada

Uno de los importantes cambios sufrido en las Fuerzas Armadas desde hace 14 años, es la incorporación de la mujer a los cuadros de Oficiales y Sub Oficiales, con los consiguientes problemas que ello ha conllevado. En el caso peruano fue una disposición como otras de nivel político, sin tener una idea de cuál iba a ser su función ni los roles que deberían cumplir, por otro lado no había la infraestructura adecuada para albergarlas en escuelas y posteriormente en cuarteles y bases.
La adecuación de las mujeres en la FA y el servicio voluntario cambian las relaciones civiles militares  por la ciudadanización previa  que han tenido estos nuevos integrantes,  y la mirada de la sociedad con respecto a la FA, porque otros integrantes de ella se han incorporado, haciendo que aquella sea más representativa de la sociedad; por otro lado,  se siguen produciendo cambios en la cultura militar como consecuencia de ello.
Durante este tiempo no han faltado problemas de adecuación y convivencia en un medio que era reservado solo para varones; entre ellos, falta contra el honor sexual, cadetes embarazadas, noviazgos entre cadetes de las diferentes escuelas y otros. Frente a ello los Institutos Armados y últimamente el Ministerio de Defensa han emitido dispositivos legales que  prohiben e inhiben relaciones no deseadas, tanto en los Cuerpos de Oficiales como de Sub Oficiales, así como en las escuelas de formación.
Se han dado casos emblemáticos contra el honor sexual, que han sido publicitados por los medios, algunos aún no resueltos, así como de cadetes embarazadas que han deseado continuar con su permanencia en la escuela que están cursando. Hace pocos días en el CITEN de la Marina de Guerra  se ha dado el caso de la separación de dos alumnos de diferente sexo, que estaban teniendo relaciones  amorosas.
Independientemente de la magnitud del hecho y de la sanción aplicada, estos casos, como el  que no salgan embarazadas las mujeres durante su permanencia en las escuelas, están reglamentados; sin embargo hay voces en la sociedad,  particularmente de los órganos de la Defensoría del Pueblo y ONGs feministas, donde consideran que es injusto este tipo de sanciones y que se está recortando sus derechos y que son actitudes retrogradas.
He tenido la oportunidad de discutir varias veces, alrededor de una mesa y un café, con algunas sostenedoras de esta última posición, argumentándoles  que toda persona que ingresa a una escuela de formación militar, varón o mujer, lo hace en forma voluntaria, haciéndose responsable por las disposiciones emanadas de los diferentes reglamentos que rigen durante su formación en la vida militar y saben que si cometen alguna falta reñida con las normas de disciplina, van recibir la sanción correspondiente. Todo ello es parte de la formación para la vida militar y para las exigencias a las que van a estar sometidos tanto varones y mujeres, ya como profesionales militares.
Si bien es cierto que el género femenino va ganando cada vez más espacios importantes en el seno de la FA, tanto en los cuadros de mérito como en los ascensos, así como ingresando a diferentes especialidades, incluyendo algunas de combate; creo improbable, al menos por el momento, el cambio de criterio de la escuelas de formación frente a los problemas acaecidos últimamente. 

viernes, 11 de marzo de 2011

La voz de los militares

Mucho se ha hablado sobre que los militares no pueden deliberar, lamentablemente el dispositivo legal de la Constitución es genérico, lo que ha traído interpretaciones muchas veces antojadizas tanto de políticos como de algunos militares.
Por supuesto que los militares pueden deliberar, son hombres pensantes, con inteligencia desarrollada y raciocinio, como cualquier otro profesional calificado. La limitación está en que el militar en el activo no pude publicitar su opinión política públicamente, valga la redundancia, con  argumentos que sean diferentes al oficial, en temas políticos. Pero en el interior del seno del Instituto debe y debería hacerse, sin que esto constituya una insubordinación frente al representante del sector.
Es necesario que los militares tengan una voz ante los políticos y la opinión pública en temas relacionados con la política de defensa y la política militar, sin que ello quiera significar que nos estemos apartando del modelo democrático, de la subordinación de la Fuerza Armada a las autoridades legalmente constituidas. Más aún en momentos que los presupuestos son exiguos, el material esta en malas condiciones, los sueldos son injustos, existen lentos procesos judiciales y a ello se suma la diversidad de tareas que cada día asume la Fuerza Armada, con diferentes responsabilidades; hacia dónde vamos?
En toda sociedad moderna, los ciudadanos tienen voz, para hacer llegar  a los políticos y a la sociedad en general, los problemas que tiene ese grupo humano, que muchas veces es manejado por las autoridades sin ninguna consulta y a espaldas de ellos. Y los militares también son ciudadanos, pueden votar y actúan en participación ciudadana, de acuerdo a la última reforma de la Constitución; también es obvio que parte de sus derechos civiles están suspendidos, por la misión a que están afectados  
La física elemental nos demuestra que cuando se llena de vapores un recipiente tapado y luego es calentado, los gases tienden a explotar el recipiente, que puede causar  accidentes si no desfoga, de igual manera, las tensiones que existen en las  relaciones civiles militares podrían aliviarse si  los militares tuvieran una voz, entendiéndose a voceros predeterminados y legítimos ,  a militares, que deben estar preparado  políticamente, convencidos  de la democracia liberal , de manera tal que se legitimen ante la sociedad y que no causen resquemores sobre un posible confrontamiento con las autoridades políticas ni mucho menos una insubordinación al gobierno de turno; así como no tomar alianza con algún partido político, porque desnaturalizaría su labor.
De manera tal que este vocero (s) puedan hacer uso de sus puntos de vista a grupos de políticos y, la sociedad, estableciendo ‘’constructivos compromisos políticos’’, como lo menciona Sam C. Sarkesian , sin que esta acción comprometa la subordinación que debe tener la FA frente a las autoridades civiles. Y ello es justificable toda vez que las acciones que realiza la FA,  es en representación de la sociedad, y los políticos a veces toman medidas donde ignoran la capacidad técnica y la experiencia de los militares. Los militares pueden presentar sus puntos de vista dentro de los parámetros de la democracia liberal
En su artículo The US Military must find its voice, Sarkesian menciona varios casos, Vietnam, la Guerra del Golfo, Somalia, Bosnia, donde los militares no hablaron claramente de los problemas que estaban ocurriendo, frente a estos hechos señala al General Matthew Ridgway, , veterano de la II Guerra Mundial y la Guerra en Corea, quien sostiene:
Las autoridades civiles deben respetar escrupulosamente la integridad, la honestidad intelectual de sus Oficiales. Cualquier esfuerzo que contemple puntos de vista unánimes, que permita la adherencia a una línea partidaria de política- militar contra la honestidad de puntos de vista de oficiales responsables…es una práctica perniciosa que arriesga en lugar de proteger la integridad de la profesión militar 
Las complejas relaciones civiles militares permiten que los militares tengan cada vez más una mayor visión política del entorno que los rodea, visión que les  permitirá mejorar su eficiencia, efectividad , así como lograr establecer saludables relaciones con las autoridades políticas y con los diferentes grupos de la sociedad.

miércoles, 23 de febrero de 2011

El carácter policial de la Fuerza Armada

Tal como lo mencionaba al final de su obra ‘’The Professional Soldier’’, Morris Janovitz(1960), la Fuerza Armada se orienta a ser una fuerza de carácter policial ‘’constabulary force’’; según palabras del mismo, la organización militar deviene en una fuerza policial, cuando se prepara para actuar con un mínimo de fuerza, busca la viabilidad de las relaciones internacionales más que una victoria, porque tiene incorporada una postura de protección militar.
Posición del autor, que se materializa en las diferentes misiones que tienen las Fuerzas Armadas en las operaciones internacionales de ayuda humanitaria, de pacificación, de control de desastres, de destrucción de núcleos terroristas.
La predicción de Janovitz, ¿se está cumpliendo? ¿Hay nuevos roles en la Fuerza Armada, que la perfilan como una fuerza de carácter policial?
Hace pocos días el Gobierno dispuso a través del Ministerio de Defensa la intervención de la Fuerza Armada en la destrucción de dragas informales que extraen oro en los ríos de Madre de Dios y causan serios daños al sistema ecológico de la zona, particularmente con el uso desmedido del mercurio para obtener el preciado mineral.
El quid del asunto, independientemente de la aprobación mayoritaria de tal medida y el éxito que se está logrando, en desmedro de la minería informal, es ¿sí la Fuerza Armada debiera participar en apoyo a la acción de la Policía Nacional o tener a su cargo en forma directa tal intervención?
Si consideramos que la minería informal, la depredación de los bosques, la contaminación de los ríos, corresponde a un ilícito legal, ¿no debería actuar la Policía Nacional? ¿Son las acciones que se toman en esta situación cualitativamente  las más eficientes?
¿Estará preparada la Fuerza Armada en un caso de rebelión y subversión por parte de los pobladores que están siendo afectados?
¿Cuáles son los límites de la Fuerza Armada en caso sean atacadas?
¿Si estamos en un nuevo orden mundial, no sería conveniente capacitar a los miembros de la Fuerza Armada en otro tipo de aptitudes al que se tuvo en el siglo XX?

jueves, 3 de febrero de 2011

Control Democrático de la Fuerza Armada?

Al poco tiempo de pasar al retiro comencé a compartir con civiles académicos sobre temas relacionados con la FA, en una de las intervenciones sostenían que los militares teníamos muchas prerrogativas, no entendí en absoluto, toda vez que nunca lo había pensado o sentido así. Ha tenido que pasar varios años para entender a que se debía dicha afirmación.
Esta situación , hoy deseo materializarlo con un caso de actualidad. La concesión que ha efectuado el Comando de la FAP de 18,000 hectáreas en Chiclayo  por un período de 45 años, a una empresa agroindustrial recién creada con un capital de 3,000 soles, sin ninguna experiencia previa en el ramo, cuyo representante ha sido hasta el momento de publicitarse esta noticia, asesor del Programa Sierra Exportadora, órgano del actual gobierno para promover las exportaciones agrícolas. El tema es que esta concesión se ha hecho a sin el conocimiento  del Ministerio de Defensa, Ministerio de Agricultura y Superintendencia Nacional de Bienes  Estatales (Diario Perú 21).
Al margen del posible tráfico de influencias políticas, lo que quiero significar en el presente post es la discrecionalidad con que actuado dicho Comando. ¿Hasta dónde es posible que un Instituto Armado enajene una propiedad, que el Ministerio de Agricultura le había cedido como polígono de tiro?
Este tema está íntimamente relacionado con el nivel de autonomía que debe tener la Fuerza Armada, que es un punto importante, como lo he manifestado en post anteriores, para mantener la eficacia y eficiencia de la misma para cumplir con su misión asignada, sin que intervengan las autoridades políticas en funciones que no son de su competencia.
¿Estaría este caso dentro de ese nivel de autonomía? Obviamente que no, las propiedades de la  FAP no son extraterritoriales al control de la Superintendencia de Bienes Nacionales y del mismo Ministerio de Agricultura, quien le había cedido el terreno aludido.
Estas señales no son bien recibidas por la ciudadanía en general, porque percibe una discrecionalidad por parte de dicho Instituto y porque la decisión de entregar en concesión un valioso terreno de 18,000 hectáreas a una empresa en especial, constituye una acción inconsulta por parte de la FAP, al margen del posible manejo irregular político; además afectan las relaciones civiles militares, por la falta de control democrático por parte de las autoridades del gobierno, particularmente del Ministerio de Defensa, el cual desconocía del tema y solicitó la intervención de Inspectoría.

martes, 1 de febrero de 2011

El Presidencialismo y la Fuerza Armada

La adecuada y difícil relación civil militar, particularmente en democracias incipientes como la nuestra,  a veces es afectada por las mismas autoridades encargadas de dirigir al sector militar.
En estos días tenemos una muestra más, a la sucesión de ventas de terrenos e instalaciones de la Fuerza Armada, ahora se suma el hecho que el gobierno le ha quitado el carácter de reserva para la defensa nacional a la Base Naval del Callao con el fin de entregar una parte de ella a la construcción de un muelle de minerales, acción tomada por el primer mandatario sin haber hecho las consultas del caso a los marinos, quienes a través del Ministerio de Defensa podrían haber opinado al respecto.
El tema actual, al margen de la medida tomada, es el estilo presidencialista con que se manejan aspectos sumamente delicados para la seguridad y defensa nacional, donde deberían converger el Consejo Nacional de Seguridad y el Ministerio de Defensa, y también por qué no, la Comisión de Defensa del Congreso. Considero que una medida de esa naturaleza no debería tomar el Presidente a espaldas de los entes que tienen que debatir y consensuar, para ver las ventajas y desventajas que reporta dicha decisión.
Y a ello se suma las destempladas declaraciones del mandatario, según el Diario La Primera, donde se expresa mal de dos connotados marinos en el retiro, quienes han expresado libremente su opinión observando la medida, como cualquier otro ciudadano pudiera hacerlo . Según el diario aludido el Presidente manifestó, entre otras cosas: “Aquí hay personas que se creen dueños del Estado y no son más que empleados que deben obedecer las órdenes del gobierno civil…..’’.
La Constitución señala que el Presidente es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, así como que éstas están subordinadas al poder constitucional; la subordinación es un reconocimiento al poder surgido de la elección mayoritaria por los votantes y de ahí que surge el control democrático de las FFAA por el gobierno de turno. Es clara la Constitución en el sentido de la subordinación de la Fuerza Armada al poder político, que no es necesariamente sometimiento, no debe haber un afán instrumental en este control, sino que es un control propio de la democracia; de no ser así los conductores civiles podrían ser  tiranos y dictadores, entonces ya no tendríamos una conducción democrática, sino una conducción dictadora de la FA.
Por otro lado es bueno recordar que dentro de las difíciles relaciones civiles militares,  es importante el nivel de autonomía que debe tener la FA para tener eficiencia y eficacia, nivel que no se impone sino se construye en base a sucesivos acercamientos, confianza, coyuntura política, más aún en un período de transición democrática
En consecuencia no es dable una actitud autoritaria por parte del Presidente con el sector militar, como con cualquier otro sector de la ciudadanía, en principio porque afecta las relaciones civiles militares, segundo porque afecta la seguridad nacional y tercero se estaría dando señales que no estamos con un gobierno democrático.

domingo, 30 de enero de 2011

Los militares y las protestas sociales

Uno de los problemas de las relaciones civiles militares, está en la definición de los campos de acción de los militares; en otros países están bien definidos, la defensa, está asociada a la defensa externa, atribuida a los militares y la seguridad (interna) a la policía; en nuestro país no sucede lo mismo, la porosidad con que la Constitución permite  esta situación, nos señala en el art. 137, inc. 1: ‘’….En estado de emergencia las Fuerzas Armadas asumen el control de orden interno si así lo dispone el Presidente de la República’’ y en el art. 165. ‘’…Tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República. Asumen el control del orden interno de conformidad con el artículo 137 de la Constitución’’.
Estos dos artículos permiten que las FFAA asuman un papel que le debería corresponder a la Policía Nacional, aunque con el consabido que las fuerzas policiales son sobrepasadas por el conflicto interno, ergo tiene que participar la FA.  Por otro lado la Constitución no precisa cuál es el alcance que debe tener ese control interno; ahora se menciona que debe estar sujeto a la autoridad política (la Constitución aún no se ha modificado). Esta imprecisión ha traído como consecuencia que ningún político de las décadas pasadas durante el conflicto en el Ande haya sido encontrado responsable de los excesos cometidos por algunos miembros de las fuerzas del orden.
Quizá si nos remontamos al origen de los Ejércitos en América Latina, podamos encontrar una de las respuestas frente al carácter protagónico que han tenido las FFAA en la construcción del Estado – Nación. Según Brian Loveman, en la América Hispánica han sobrevivido en el siglo XX, los modelos tanto colonial como del siglo XIX de las relaciones civiles militares, y ella se inicia con la tradición del ‘’guerrero-portador de la fe’’ en la Conquista de América del Sur , tradición que nace en la reconquista de España y que tiene un mayor auge cuando a los militares les dan otras responsabilidades en la administración, tales como el mantenimiento de la ley y el orden público y otros cargos que se van otorgando como las Capitanías Generales, Presidente de la Audiencia, Adelantados, etc. En resumen hubo una militarización del reino español; esos atributos mayormente no cambiaron en los militares independentistas de AL, al producirse la liberación de España.  
 En la actualidad en una sociedad que pretende ser moderna no debería haber la militarización de un problema social, que pudiera ser sólo de competencia de la policía, lo que traería como consecuencia que estas acciones no se encuadren en el campo del ‘’crimen delictivo’’, como sostiene Jaime Garreta y eso no permite que las ‘’respuestas sean cualitativamente  las más eficientes’’. Menciono esta situación porque cada vez más es posible la aparición de conflictos, debido a la incapacidad del Estado de satisfacer las demandas básicas de la sociedad, como salud, educación, seguridad pública; así como aspectos relacionados con las concesiones privadas en las comunidades
Los diferentes gobiernos normalmente se hayan tentados a acudir a las FFAA para solucionar sus problemas internos, como las protestas sociales, las movilizaciones, más aún cuando sus instituciones son débiles y corruptas. Se acude a las FFAA porque se dispone de una organización estructuralmente eficiente y eficaz, y está a la mano y se le pretende dar un multiuso, como cuando dicen que los pandilleros vayan a hacer servicio militar, o se pretende que regrese la instrucción pre militar, para adquirir una mayor conciencia cívica, en una sociedad completamente diferente a la del siglo XX, cuando esta responsabilidad es de los líderes políticos mediante políticas públicas que sean capaces de revertir los problemas sociales.

miércoles, 5 de enero de 2011

Los militares y las campañas políticas


Tenemos todavía tristes recuerdos de la politización de algunos militares que actuaron en campañas políticas, particularmente en la década del 90, que mermaron la institucionalidad castrense, su neutralidad y su carácter no partidario como cualquier funcionario del Estado ante veleidades del poder político.
El día Martes 5, aparece una fotografía en el Diario Perú 21, en la parte superior, donde  Pedro Pablo Kuczynski, líder de la Alianza para el Gran Cambio, candidato a la Presidencia para estas elecciones, sale pronunciando un discurso como parte de su campaña política sobre reformas en el sector Interior, que son resaltadas por dicho diario; no tendría nada de llamativo el que lo haya hecho, aprovechando la juramentación del líder de Alianza para el Progreso, César Acuña, como alcalde reelecto de la ciudad de Trujillo.
El tema, que traigo a  colación, es la presencia de un militar, aparentemente el Jefe de la Guarnición de Trujillo, junto a los líderes políticos que aparecen en la mesa. Considero que su asistencia debido a una posible invitación de César Acuña podría estar dentro de lo normal de las buenas relaciones que tiene que darse entre el Jefe de una Guarnición y las autoridades de la misma. Pero  parece que el militar en mención no se percató que dicha ceremonia no iba a ser solamente protocolar, sino también un aprovechamiento de los líderes de dicho partido para hacer campaña política, y este Jefe militar se encontró dentro de ella, presumiblemente sin proponérselo.
La publicación en un diario de circulación nacional de un militar en actividad y uniformado, dentro de una demostración política partidaria, no le hace un favor al Ejército, en este caso; por lo que estimo que los militares en guarniciones deberían tener más tino, asistiendo sólo a la parte protocolar, y cuando de estas demostraciones políticas partidarias se trate , evitarlas en la medida que sea posible. Es probable  que medie amistad ente los actores mencionados, pero ella no debería comprometer para nada la asepticidad de la Institución que representa el militar.
El militar debería conocer los procesos políticos, y los procesos democráticos; conforme ascienda a altos cargos y mayores responsabilidades, tendrá una mayor interacción con las autoridades políticas por lo que  tendría que tener un pensamiento político estratégico de la política en forma normativa y general, de ninguna manera partidarizada, a fin de conocer la coyuntura política y servir mejor a su Instituto y al país.
La antigua dicotomía entre lo técnico y político se ha ido difuminando, los servidores públicos en sus más altos cargos no solamente argumentarán su capacidad técnica para la solución de problemas a través de políticas públicas, sino también un conocimiento político del porque se dan ese tipo de soluciones o alternativas para atenuar problemas nacionales.


martes, 4 de enero de 2011

Las nuevas relaciones civiles militares

Este es un tema que puede tener varias entradas, pero estimo que las relaciones civiles militares RCM, tienen un apellido,  son relaciones que se dan, para nuestro caso,  en el marco de un proceso democrático.
Proceso en el que nos encontramos, aún en un período de transición democrática, en camino hacia una consolidación de la misma. Y estas relaciones se establecen fundamentalmente por la interacción que tiene la FA o militares con el poder político de turno, elegido por voto soberano, en sufragio universal. Las RCM se establecen sobre  una construcción, no una imposición, entre civiles y militares,  que se van conformando en forma dinámica, siendo la base de la misma, la subordinación de la FA a la conducción democrática o cívica de la misma, establecida por el gobierno de turno, y el reconocimiento por parte de las autoridades civiles de un nivel de autonomía que deben disponer las FFAA para cumplir la misión asignada con eficiencia y eficacia.
El control civil sobre la FA no implica un sometimiento de ella a lo civil, aquél no debe tener un sentido instrumental per se, sino como un control propio de un régimen democrático, como consecuencia de la tensión que pudiera haber entre autoridades políticas y un grupo de hombres que disponen de armas, que deberían emplearlas sólo con el consentimiento de la sociedad. Por otro lado la autonomía que deben tener las FFAA es de suma importancia, de manera tal que no haya una intromisión indeseada de políticos en niveles que son de competencia propia de los Institutos. El tema crucial de este punto, es el nivel de autonomía que debe haber; también es una construcción, tampoco es impuesta, que no es inmóvil ni fija, se va adecuando conforme  a las circunstancias y coyuntura política.
Según Charles Moskos en The Postmodern Military. Armed Forces after the Cold War, los cambios más dramáticos, con las transformaciones que ha habido en las últimas décadas en el mundo, se han dado en las FFAA. El término de la Guerra Fría, la Globalización y la Tercera Ola de Democratización, han traído cambios fundamentales en diversos aspectos de la FA, las misiones asignadas, cambios en las organizaciones, cambios en el perfil del Oficial, entre otros han traído  como consecuencia unas nuevas relaciones civiles militares.
Hoy en día, una fuerza al mando de un Oficial que tiene una misión de mantenimiento de paz y seguridad, o una misión de ayuda humanitaria, ya no se encuentra con un enemigo definido, con distintivos y dispositivos de combate, ahora pueden ser subversivos o delincuentes que socaban el orden, y el  trato del Oficial , fundamentalmente, es con autoridades locales, autoridades internacionales, ONGs, con funcionarios del Estado, otras autoridades militares, con personas que no hablan el mismo idioma, etc.
Lo que había preconizado Morris Janovitz en 1960, en The Professional Soldier. A Social and Political Portrait, sobre la ‘’civilinización’’ de la FFAA, se está cumpliendo de alguna manera en el nuevo orden mundial.