Hace poco más de un mes dejó de existir Edgardo Mercado
Jarrín. Considero que fue un hombre que se adelantó a su época; fue militar,
político y diplomático, internacionalista, ensayista, geopolítico; era un
hombre multidisciplinario, un profesional con diversos conocimientos que podía
abarcar diversas materias, lo que también lo facultaba para investigar,
escribir y tomar decisiones de la mejor manera posible, cuando tuvo la
oportunidad de hacerlo.
Hoy tenemos aproximaciones para entender a los hombres que
se adelantaron a su tiempo; una de ellas es del Dr. Alex Robertson, filósofo
investigador, quien sostiene que esos
hombres tenían una mayor capacidad de codificación y decodificación de
información, de tal manera de incrementar su “partitura mental”. De esta
forma adquirían un conocimiento integral
o “holístico” que les permitía ver más allá
de los conocimientos culturales pautados por la sociedad. Este conocimiento lo
compartían a través de sus diferentes obras.
Su profundo compromiso y amor que tenía por su carrera
militar y por el Perú lo llevó a comunicar, a través de diversos escritos, sus preocupaciones y conocimientos acerca del
desarrollo estratégico, político y económico de países del mundo desarrollado y
países de Latinoamérica en su relación con nuestro país. Así mismo formuló
planteamientos relacionados con el desarrollo interno del país de largo plazo,
incidiendo en forma particular en la generación de núcleos de cohesión y las
fronteras vivas.
Hay muchas maneras de como aproximarnos a la personalidad de
este distinguido militar; en este post quisiera referirme al Mercado Jarrín
político. A través de su producción podemos distinguir su preocupación por la
seguridad colectiva de la región, donde
consideraba que los problemas de
seguridad de la misma eran más de orden económico, político y social que
militares, manifestando: “Debe haber un nuevo concepto de seguridad
regional: la capacidad de cada Estado para resolver los problemas críticos de
tipo social y económico, de acuerdo a criterios de justicia, de una manera
igualitaria y democrática” (Mercado,
1989: 64). Señala además que debe haber un replanteamiento de las concepciones
de seguridad, orientándola hacia una “seguridad cooperativa”, que implicaba una
percepción conjunta de la seguridad en la región.
Por otro lado, esta
preocupación también iba dirigida a la conformación de un ente supranacional de
seguridad, tal es así que se anticipó a la creación del Consejo de Defensa
Sudamericana (2009) órgano actual del UNASUR (2008), ya que él preconizaba en
el año 1989 un Sistema de Seguridad colectiva,
cuya función fuera la de condenar la
guerra de agresión y que buscar disminuir las posibilidades de un conflicto
armado, señala así mismo los elementos
por los cuales estaría conformado (Mercado, 1989: 133)
Como diplomático tuvo un protagonismo importante cuando lidero
el Ministerio de Relaciones Exteriores durante tres años, estableciendo
relaciones diplomáticas con países que tradicionalmente no se habían realizado
por la sujeción que existía a los EEUU. Con el impulso del Acuerdo de Cartagena
y el Movimiento de los países No Alineados (ni capitalismo, ni comunismo), el
Perú dio muestras de liderazgo internacional y fue uno de los pocos períodos
donde el Estado fue verdaderamente soberano.
Así mismo, su compromiso con la democracia se puede
evidenciar mediante las siguientes citas: “En América Latina no puede haber paz
verdadera sin desarrollo con justicia social, libertad y democracia” (Mercado,
1989 : 98), “…la seguridad del Estado
no solo debe obedecer a la necesidad de defender la soberanía y la integridad
territorial, sino además el funcionamiento del sistema democrático, de las
instituciones públicas, y ampliarse a la protección unilateral y multilateral
de la gente y del gobierno…” (Mercado,
2001: 412)
En cuanto a las relaciones civiles militares, cuestiona tanto
a la Constitución del 93 como la del 79, donde “no se advierte a cabalidad
disposiciones específicas sobre las relaciones civiles militares que coadyuven
a una efectiva subordinación de las FFAA al control político de los gobiernos y
al fomento de una cultura castrense democrática…” (Mercado, 1995: 251).
Indudablemente que Mercado Jarrín puede ser analizado bajo
otros puntos de vista en su prolífica carrera profesional, sólo he considerado
una parte de ella mediante algunos rasgos de este militar ejemplar.