martes, 18 de septiembre de 2012

La Identidad Nacional y el Servicio Militar


La Identidad Nacional es un sentimiento compartido por una comunidad política, que tiene como fundamento a la Nación. De acuerdo a Anthony D. Smith sus elementos son: un territorio histórico, una comunidad político-legal, la igualdad político legal de sus integrantes, y una ideología y cultura cívica colectivas.

Concepto que en nuestro país se ve dificultado por las diferentes etnias, culturas, lenguas, costumbres que existen, a lo que se suma la falta de articulación de un territorio sumamente accidentado ,  un sistema político-legal que aún no se hace presente en diferentes partes del país  y un sistema legal que no brinda igualdad de oportunidades.

Todos sabemos, en alguna medida, que la Identidad Nacional en nuestro país es débil, no obstante  existen fuertes identidades regionales y locales, pero la suma de ellas no la totaliza. Tenemos una comunidad cuya conciencia como conjunto es imprecisa y errante. Ello se pone en  evidencia en la falta de conocimiento y de identificación de muchas personas, especialmente los jóvenes, tanto sobre los símbolos de la patria, así como la falta de identificación entre  los pobladores de  las distintas partes del país.

Parte de nuestra sociedad es ajena al sentimiento de identidad, ya sea porque no lo han experimentado al no conocer las otras culturas o son indiferentes ante ellas y no respetan la interculturalidad  o porque el Estado no ha llegado hasta ellos. La ausencia de un proyecto político que promocione la Identidad Nacional ha permitido que se llegue a esta situación.
La globalización como fenómeno mundial acentúa aún más esta debilidad, al erosionar y difuminar los límites del Estado –Nación y promover entre otras cosas una globalización cultural. Frente a ello hay una lógica reacción por parte de los pueblos, donde las tradiciones y costumbres se reafirman y enfatizan, llamándose a este nuevo fenómeno la glocalización.

Existen diversas políticas que podrían fortalecer la Identidad Nacional. Una de ellas, que siempre ha existido es el Servicio Militar que los jóvenes efectúan en las FFAA, donde prestan sus servicios en diferentes cuarteles y bases a lo ancho y largo del país. Ellos llegan a alcanzar una  mayor identificación con los demás miembros del país. Es en estos lugares donde las identidades regionales y locales, si bien subsisten, se subsumen a una identidad mayor, que es la nacional.

El joven recluta aprende a tener un sentimiento colectivo compartido con los demás, en base al cultivo de tradiciones, símbolos, códigos que las diferentes reparticiones militares, donde realizan su servicio militar, le ofrecen. De este modo, se crea una comunidad sujeta a deberes y obligaciones, las que son aplicadas a todos sus integrantes en forma similar, traduciéndose en recompensas y castigos. De manera tal que  podría afirmarse que las bases y cuarteles reproducen a una menor escala los elementos que requieren robustecer una identidad.

Estos hombres que voluntariamente ofrecen su servicio al país son capacitados para asumir la defensa del país de las diferentes amenazas que pueda tener, también es un contingente que regresa a la sociedad con una mentalidad diferente, están empoderados por las diferentes enseñanzas y experiencias que han vivido. Todo ello posibilita una mayor identificación con el conjunto total, ese sentimiento colectivo que permite unir a los peruanos y ser solidarios frente a aquello que pueda dañar o herir el orgullo nacional

jueves, 2 de agosto de 2012

Mercado Jarrín como político-diplomático


Hace poco más de un mes dejó de existir Edgardo Mercado Jarrín. Considero que fue un hombre que se adelantó a su época; fue militar, político y diplomático, internacionalista, ensayista, geopolítico; era un hombre multidisciplinario, un profesional con diversos conocimientos que podía abarcar diversas materias, lo que también lo facultaba para investigar, escribir y tomar decisiones de la mejor manera posible, cuando tuvo la oportunidad de hacerlo.
Hoy tenemos aproximaciones para entender a los hombres que se adelantaron a su tiempo; una de ellas es del Dr. Alex Robertson, filósofo investigador, quien sostiene que esos hombres tenían una mayor capacidad de codificación y decodificación de información, de tal manera de incrementar su “partitura mental”. De esta forma adquirían  un conocimiento integral o “holístico”  que les permitía ver más allá de los conocimientos culturales pautados por la sociedad. Este conocimiento lo compartían a través de sus diferentes obras. 
Su profundo compromiso y amor que tenía por su carrera militar y por el Perú lo llevó a comunicar, a través de diversos escritos,  sus preocupaciones y conocimientos acerca del desarrollo estratégico, político y económico de países del mundo desarrollado y países de Latinoamérica en su relación con nuestro país. Así mismo formuló planteamientos relacionados con el desarrollo interno del país de largo plazo, incidiendo en forma particular en la generación de núcleos de cohesión y las fronteras vivas.
Hay muchas maneras de como aproximarnos a la personalidad de este distinguido militar; en este post quisiera referirme al Mercado Jarrín político. A través de su producción podemos distinguir su preocupación por la seguridad colectiva de la región,  donde consideraba que los problemas de seguridad de la misma eran más de orden económico, político y social que militares, manifestando: “Debe haber un nuevo concepto de seguridad regional: la capacidad de cada Estado para resolver los problemas críticos de tipo social y económico, de acuerdo a criterios de justicia, de una manera igualitaria y democrática”  (Mercado, 1989: 64). Señala además que debe haber un replanteamiento de las concepciones de seguridad, orientándola hacia una “seguridad cooperativa”, que implicaba una percepción conjunta de la seguridad en la región.
Por otro lado, esta preocupación también iba dirigida a la conformación de un ente supranacional de seguridad, tal es así que se anticipó a la creación del Consejo de Defensa Sudamericana (2009) órgano actual del UNASUR (2008), ya que él preconizaba en el año 1989 un Sistema  de Seguridad colectiva,  cuya función fuera la de condenar la guerra de agresión y que buscar disminuir las posibilidades de un conflicto armado,  señala así mismo los elementos por los cuales estaría conformado (Mercado, 1989: 133)
Como diplomático tuvo un protagonismo importante cuando lidero el Ministerio de Relaciones Exteriores durante tres años, estableciendo relaciones diplomáticas con países que tradicionalmente no se habían realizado por la sujeción que existía a los EEUU. Con el impulso del Acuerdo de Cartagena y el Movimiento de los países No Alineados (ni capitalismo, ni comunismo), el Perú dio muestras de liderazgo internacional y fue uno de los pocos períodos donde el Estado fue verdaderamente soberano.
Así mismo, su compromiso con la democracia  se puede evidenciar mediante las siguientes citas: “En América Latina no puede haber paz verdadera sin desarrollo con justicia social, libertad y democracia” (Mercado, 1989 : 98),   “…la seguridad del Estado no solo debe obedecer a la necesidad de defender la soberanía y la integridad territorial, sino además el funcionamiento del sistema democrático, de las instituciones públicas, y ampliarse a la protección unilateral y multilateral de la gente  y del gobierno…” (Mercado, 2001: 412)
En cuanto a las relaciones civiles militares, cuestiona tanto a la Constitución del 93 como la del 79, donde “no se advierte a cabalidad disposiciones específicas sobre las relaciones civiles militares que coadyuven a una efectiva subordinación de las FFAA al control político de los gobiernos y al fomento de una cultura castrense democrática…” (Mercado, 1995: 251).
Indudablemente que Mercado Jarrín puede ser analizado bajo otros puntos de vista en su prolífica carrera profesional, sólo he considerado una parte de ella mediante algunos rasgos de este militar ejemplar.

sábado, 19 de mayo de 2012

El "Acta de Sujeción"

Nuevamente se ha puesto sobre el tablero político el tema del acta de sujeción, a raíz del nombramiento de un Ministro, a quien se le acusa de haber firmado dicha acta. Esta situación viene siendo magnificada y “aderezada” por los medios periodísticos, tanto televisivos, radiales y  prensa escrita
Dentro de la invectiva de algunos periodistas, se deslizan algunas inexactitudes y otras carecen de verdad, tales como: “que las firmas se produjeron en la salita de Montesinos”, “que la reunión fue convocada por Montesinos”, “que es una acta de sujeción al gobierno corrupto de Montesinos y Fujimori” “que los oficiales que habían firmado estaban traicionando la Constitución”. En estos días, un político manifestó: “hubo generales que se opusieron a firmar el acta” y otras medias verdades.
En realidad no hubo ninguna acta de sujeción como ha sido llamada, tanto por políticos como periodistas. Lo que se efectuó fue un respaldo por escrito al Comando Conjunto y a las  tres Fuerzas Armadas, es decir fue el respaldo a un conjunto de acuerdos que previamente habían efectuado los altos mandos y que luego de una exposición ante Coroneles y Generales, fue firmado por los asistentes, que lo hacían mediante una lista donde llamaban a cada uno por su nombre. No cabe hablar de una sujeción a los altos mandos, ya que ésta prexiste por la naturaleza del sector castrense.
Veamos el contexto en que se realizó, se llevó a cabo en una instalación de la Fuerza Armada que, al igual que en otras oportunidades, se citaba a los Oficiales para ponerlos al tanto sobre la situación de seguridad como política, reunión que por lo general terminaba con un almuerzo de camaradería. Es fácil suponer que detrás de estas reuniones estaba la mano del gobierno y de Montesinos, pero ellos no convocaban, quienes lo hacían eran los altos mandos. Y, al igual que otras acciones incorrectas que se realizaron durante la nefasta década querían “institucionalizarlo” al comprometer a todos o la mayoría de Oficiales, de manera que se sintieran respaldados si mañana más tarde les pedían cuenta (como sucedió y como muchos de los presentes sabían que iba a suceder).
Algunos periodistas preguntan ingenuamente si la firma fue en forma voluntaria. ¿Cómo puede ser voluntario en un régimen vertical, jerárquico, de obediencia y coacción? Si a esto le sumamos el clima que existía de cooptación a gran parte de la sociedad, en manos de un régimen corrupto y trasgresor moral, en donde si el gobierno notaba alguna disconformidad de los oficiales, estos eran simplemente pasados al retiro, en el mejor de los casos y en otros trataban de implicarlos en  actos judiciales sin tener ninguna culpa.  ¿Qué opción tenían los asistentes? Un periodista si no esta de acuerdo con la línea del medio periodístico puede cambiar de medio. Un Coronel o General, con mas de 25 años de servicios, no. Si algún Oficial no firmó, es porque estaba en la situación de retiro, no en actividad.
 ¿Qué porcentaje de los firmantes eran corruptos o ganados por el régimen? Esto no es fácil de estimar. Lo que se puede asegurar es que muchos de estos Oficiales no tenían nada que ver con el régimen. No estaban en componendas con el gobierno y no tendrían porqué ser enlodados cada vez que aparecen noticias sobre la denominada “acta de sujeción”. Muchos de ellos son Oficiales de impecable trayectoria profesional y moral.
Este tipo de imputaciones inexactas deterioran aún más las relaciones civiles militares, que ya vienen siendo maltrechas del régimen del gobierno anterior. Este ensañamiento político y mediático acrecienta las brechas existentes en dichas relaciones, lo que atenta de alguna manera con la seguridad nacional y fragmenta aún mas nuestra sociedad.
Hoy vivimos otro escenario, con un contexto político donde existe un Estado de Derecho, hay una marcha hacia la consolidación democrática; existe un clima para garantizar los derechos de los ciudadanos; se han restructurado algunos aspectos de la carrera militar, en este tema se ha cuestionado la debida obediencia; por último, hay un reconocimiento de la Fuerzas Armadas que se encuentra bajo un control democrático. Situaciones como las vividas en la nefasta década de los 90s, esperemos que nunca más se repitan.

jueves, 12 de abril de 2012

El Profesionalismo Militar

Cuando se trata el tema del profesionalismo militar, muchos militares lo asumen a la preparación que han tenido a lo largo de su carrera en diferentes cursos, ya sea en su propio Instituto, Universidades o en el extranjero. Es por ello que esos mismos militares se sienten ofendidos cuando escuchan a autoridades o políticos, que falta más profesionalismo militar en las FFAA (1). Como veremos el profesionalismo va más allá de la capacitación y entrenamiento del oficial.
El militar es un profesional; como cualquier otro profesional esta sujeto a ciertas características que le dan esa connotación. Todo profesional, en forma general, tiene una experiencia adquirida, consolida un grupo de características peculiares que lo hace diferir que quienes no lo son, y tiene una responsabilidad que asumir con respecto a la sociedad. En otras palabras como lo menciona Samuel Huntington en su obra “El Soldado y el Estado”, sostiene que las características principales de la profesión militar son: la maestría, la responsabilidad y el corporativismo (2).
Es preciso señalar también, que a diferencia de otras profesiones, el militar tiene una habilidad central, “la administración de la violencia”, denominada así por Harold Lasswell. Es  una habilidad peculiar del oficial, común a los oficiales de tierra, aire y mar, necesaria para el cumplimiento de los objetivos de una fuerza militar (3).  Es indudable que esta habilidad y competencia del oficial será mayor mientras las organizaciones de violencia sean más grandes y complejas y mayor sea el número de situaciones y condiciones en las cuales puedan ser empleadas. Valga la aclaración, que esta habilidad es la de administrar la violencia, no el acto de violencia en sí mismo; como el caso del personal enrolado, que es especialista en la aplicación de la violencia, no en su administración.
Con respecto a la maestría, Huntington, alude que el profesional es un experto con un conocimiento y una habilidad, especializado en un campo significativo del saber humano, y que su maestría de ese profesional sólo se logra por medio de una prolongada educación y experiencia; esta mas que nada relacionada con la habilidad que adquiere basada en patrones de comportamiento propios de la profesión.
En cuanto a la responsabilidad; señala que el profesional trabaja en un contexto social y desempeña un servicio que es esencial para la sociedad  y que el carácter esencial y general de su servicio, así como el monopolio que ejerce sobre su habilidad le imponen al profesional la responsabilidad de cumplir el servicio cuando la sociedad lo requiera. La responsabilidad principal del oficial militar para con el Estado es el de asesor experto, y al igual que otras profesiones solo le concierne un segmento de las actividades de su cliente; en consecuencia, no puede imponerle decisiones a su cliente que tengan derivaciones que vayan más allá de su campo de competencia especial. (4)
El corporativismo, para el mismo autor; la profesión militar es una profesión pública burocratizada, al igual que otras profesiones; pero a diferencia de éstas, la estructura  corporativa del cuerpo de oficiales no sólo incluye a la burocracia oficial sino también a sociedades, asociaciones, escuelas, periódicos, revistas, tradiciones y costumbres.
Otro estudioso del profesionalismo militar es Morris Janowitz, con un enfoque más sociológico que político, define la profesión militar como una amalgama de líderes heroicos, militares administradores y técnicos especialistas; y un oficial puede ser capaz de personificar cualquier combinación de esos elementos.(5)
Charles Moskos,  al término de la Guerra Fría, coincide en parte con Janowitz, al proponer que el profesionalismo del militar ha ido cambiando en función a las amenazas que se presentaban. Así menciona que el Oficial que nace con el Estado es un guerrero nato, capaz de conducir tropas, con habilidad técnica y táctica, todo ello en función a la defensa del territorio; este guerrero, con  organizaciones más complejas, con armas de nuevas tecnologías, pasa a ser el gran administrador y tecnólogo. Por último, en función a las nuevas misiones: de pacificación, de ayuda humanitaria, de sofocación de grupos rebeldes mezclados con la población, el perfil dominante es el de un académico, diplomático y con un buen manejo de la prensa. Ello no quiere decir que no coexista con otros oficiales con  el perfil guerrero,  toda vez que éste siempre existirá como el corazón de la fuerza. (6)
Todos estos autores coinciden que la incursión de los militares en la política, los desprofesionaliza, habida cuenta que dedican parte de su labor a realizar tareas que no tienen que ver con la tarea principal que la Constitución les asigna. Por otro lado en aspectos políticos, siempre existen varias tendencias ideológicas en cualquier grupo humano, inclusive en el de los militares, lo que va a ocasionar fisuras en sus organizaciones.
Ahora bien, se han tratado aspectos relacionados a la caracterización de la profesión militar, así como su evolución, en forma sucinta; sin embargo, existe otro factor muy importante que compromete el profesionalismo militar, que es la ética militar. Ella está compuesta de valores, creencias, actitudes, entre otros; de manera tal que forman un patrón que pueda ser usado para juzgar el profesionalismo del militar. En otras palabras de nada vale la preparación, experiencia, entrenamiento y otras cualidades de la profesión militar si esta no es empleada dentro de una ética profesional militar
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 (1) Esta alusión se debe más a la participación casi continua que han tenido los militares en la política nacional
 (2) HUNTINGTON, Samuel. El Soldado y el Estado. Teoría y política de las relaciones cívico-militares. Grupo Editor Latinoamericano. Buenos Aires, p. 20
(3)  Cabría preguntarse: ¿Cómo se va a administrar dicha violencia? ¿Qué daños se va a causar? ¿Qué tipo de armas se va a usar? ¿Se va aplicar la violencia o sería preferible un amagamiento? ¿Cuál será la contundencia de su empleo?; estas y otras preguntas podrían plantearse al momento que el conductor de hombres tenga que tomar decisiones al respecto.
(4)El segmento a que se refiere Huntington, es el militar; cualquier otro asesoramiento o influencias fuera de su campo de acción, sería involucrarse en otras áreas de carácter político.
(5)  JANOWITZ, Morris. The Professional Soldier. A social and political portrait. The Free Press. NY, 1971 p. xiii
(6) MOSKOS, Charles. The Postmodern Military. Oxford University Press. New York. 2000

domingo, 13 de noviembre de 2011

Fuerza Armada y Sociedad Civil

Sociedad Civil es un término de la teoría política, cuyo origen es remoto, sin embargo durante la segunda mitad del Siglo XX ha habido un resurgimiento del término, con un concepto más definido y acotado, dejando de ser elusivo y etéreo, cuya aclaración la efectuaré más adelante.
Antes de la Revolución Francesa y la Revolución Americana, en el mundo no existían derechos civiles (derecho a la vida, libertad de conciencia y religión y derechos políticos (derecho a reunirse, a elegir y ser elegido). Las personas no tenían privacidad, sus derechos eran vulnerados en cualquier momento
Desde los albores de la humanidad, los soberanos, reyes y emperadores tenían un poder absoluto sobre todo lo que estaba en sus confines. Con el tiempo algunos comenzaron a pedir cuotas de poder y feudos, los feudos repetían dentro  de su comarca lo mismo que el Rey. El punto de mayor tiranía se produce con las monarquías absolutas y desaparición paulatina de los feudos. Los reyes eran proclamados por invocación divina. La primera escisión de ese poder omnímodo fue la libertad religiosa, luego de la Paz de Wetsfalia[1], los Papas ya no eran más los regentes de los diversos reinados. Las grandes guerras que se habían producido en Europa eran  por las diferentes corrientes religiosas  que existían; los gobiernos han tenido  que ir cediendo para ser más tolerantes y aceptar otras formas de confesiones de fe.
Poco antes de la Revolución francesa, los  comerciantes, manufactureros y latifundistas que habían progresado, van tomando conciencia  de su importancia dentro del reino y conforman logias, ligas y asociaciones a través de las charlas de café. De igual manera los críticos de arte y de la política también mantienen tertulias alrededor de los cafés.  Todos estos personajes iban conformando una sociedad burguesa  y la “esfera pública”[2], creando una tensión entre la ciudad y la corte y algo más interesante, a través de sus discusiones se va creando un sentimiento de igualdad.
Establecida la Monarquía Constitucional  parte de esta burguesía tiene acceso al poder  a través de las Asambleas Nacionales, donde pueden defender sus propios intereses frente al poder del Estado. Al margen de los que estaban en puestos del poder, se forman también otras asociaciones que estaban fuera de la influencia del Estado y de la influencia de los grandes empresarios, que fueron formando la sociedad civil. Lo civil implica que no forma parte del Estado.
La capacidad de asociación en cada país estaba en función  de sus tradiciones. En países donde coincidieron tempranamente en la historia la tolerancia y la pluralidad religiosa, la construcción de Estados-Nación bien definidos y con su propia alta cultura y el desarrollo de instituciones con base en el derecho, pudo formarse una verdadera sociedad civil[3].
El resurgimiento de la sociedad civil se da durante la segunda mitad del Siglo XX, cuando comienza a debilitarse la democracia representativa y a la vez son los momentos previos a la caída del Muro de Berlín y colapso del régimen comunista. Resurge este movimiento en países del Este totalitarios y después en América Latina[4], al término de los regímenes dictatoriales y autoritarios; esta reconstrucción  se basaba en la idea de una auto organización de la sociedad, de la reconstrucción de vínculos independientes al Estado autoritario y del llamado a una esfera pública autónoma, ajena a toda comunicación oficial, estatal o controlada por un partido.
En nuestro país la sociedad civil todavía es una entelequia, su concepto es poco difundido. Inicialmente fue satanizada ya que en su seno estaban organizaciones de defensa de derechos humanos. La sociedad civil está organizada por grupos de diferente índole, de diversos intereses, es plural, con cierta información,  que se organizan frente a un tema de interés público que no es satisfecho ni por el Estado ni por el mercado.
La sociedad civil interactúa en el espacio público o esfera pública entre el Estado y los diversos intereses de los ciudadanos, son ciudadanos activos. No es institucionalizada, no existe todo el tiempo, puede ser local o social y forman el tejido social. La sociedad civil actúa frente a un problema público, que mediante análisis y propuestas tratan de influir en el Estado, algo importante es que levantan un valor (ética) y al final buscan como cambiar o mejorar una política pública que va a originar un cambio social
Muchas veces los militares aducen que la sociedad civil no existe, que es una sola, y en todo caso si la hay entonces también hay una sociedad militar. También aducen que su invento es para dividir al país y que tiene una posición antagónica frente a la Fuerza Armada. En forma mayoritaria existe un sentimiento contrario frente a la sociedad civil, fundamentalmente por la labor de vigilancia que ejerce frente al cumplimiento de políticas públicas por parte del Estado y frente a los excesos causados por los grandes intereses del sistema económico
Es interesante señalar lo que  menciona Pérez,[5] cuando efectúa una construcción conceptual de sociedad civil y señala que la sociedad civil es “civil’’ en tanto sus agentes son ‘’ciudadanos’’, no súbditos de de un déspota o gobierno autoritario, y por tanto miembros de una sociedad ‘’civilizada’’, no una sociedad pre–moderna; por otro lado a diferencia de los militares, son agentes autónomos, entendiéndose esta autonomía, como el poder limitado que tiene el Estado  para penetrar sus dominios reservados.
La Fuerza Armada del Siglo XXI enmarcada en un proceso democrático, aún en transición, debería interactuar con la sociedad civil, toda vez que el no hacerlo impide tener un marco de unas adecuadas relaciones civiles militares y ello a su vez puede poner en compromiso la seguridad nacional frente a amenazas externas como amenazas internas. El tema no es fácil toda vez el protagonismo que ha tenido la FA durante el Siglo XX ha sido bien marcado. Con la perdida de la centralidad del Estado y de la propia Fuerza Armada por los cambios en el orden mundial desde los finales del Siglo XX, hay nuevos actores y protagonistas que también tienen que ver con el tema de seguridad, dado que ésta ahora tiene un concepto multidimensional y la FA ya no tiene la exclusividad del tema de seguridad, dado que las amenazas son de diverso índole donde no se requiere de una fuerza armada de carácter convencional.
La  Seguridad antes estaba ligada a la parte territorial de un país, la que era garantizada por las Fuerzas Armadas. Las posibilidades de guerras convencionales clausewitzianas cada vez son menos frecuentes y el tema de la amenaza de la invasión territorial ha dado paso a otras amenazas como riesgos ambientales, terrorismo internacional, el narcotráfico, la delincuencia internacional, etc. Amenazas que ya no competen solamente a las FFAA sino a otros actores, de donde se desprende que las FFAA también han perdido la centralidad que tenían en el Siglo XX. Según NarcísSerra,[6] el concepto de seguridad ha evolucionado, porque ella yo no depende de las propias fuerzas de un solo Estado, es por ello que surgen los acuerdos internacionales, tanto con los vecinos como con otros países, hay una reciprocidad comercial y se está fomentando la idea de una vulnerabilidad mutua, denominándose: el multilateralismo, de donde se han desprendido otros conceptos, como la seguridad cooperativa, concepto que ha sido formalmente reconocido en la Declaración sobre  seguridad en las Américas, celebrada en México en el año 2003.

[1] Paz  firmada en 1648, que dio termino a la Guerra de los treinta años en Alemania y la Guerra de los ochenta años entre España y los Países Bajos
[2] En la esfera pública se forma la voluntad colectiva a través de la comunicación racional irrestricta en la que el público civil se transforma en autoridad crítica y fuente de legitimación. También constituye la instancia a través de la cual los grupos, asociaciones y movimientos sociales pueden recibir la información necesaria sobre las políticas públicas e influir a la vez en su formación mediante la tematización y el debate de asuntos de interés general.
[3] OLVERA, Alberto. La Sociedad Civil: de la teoría a la realidad. México. El Colegio de México. Centro de Estudios Sociológicos, 1999,  pp. 42- 43
[4] ARATO, Andrew. Surgimiento, ocaso y reconstrucción del concepto de sociedad civil y lineamientos para la investigación futura. En OLVERA  p.114
[5] PÉREZ, Víctor. La primacía de la sociedad civil. El proceso de formación de la España democrática. Alianza Editorial. Madrid, p. 77.
[6] Ídem,  p. 7

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Deterioro de las relaciones civiles militares


Paseo de la Bandera en Trujillo


Según informaciones periodísticas la imagen del Perú en tema de derechos humanos se viene deteriorando últimamente, teniendo como previos antecedentes los sucesos de Bagua y Moquegua, que a la fecha no tiene responsables.
Por otro lado, ya casi estamos acostumbrados que casi todos los Ministros de Defensa, y en especial los tres últimos del Gobierno pasado, se han esmerado en distanciar las FFAA de la sociedad a través de sus medidas y actuaciones, lo que fue publicado en el post del 27 de Julio .Pensaba que el Ministro Mora iba a ser más cauto y más político, sin embargo sus últimas desafortunadas declaraciones no se condicen con la actitud de un Ministro que está dirigiendo la cartera de Defensa, habida cuenta que también está representando al gobierno en su totalidad, por lo que resulta extraño que cuestione los procesos judiciales ante la Corte Interamericana de DDHH así como descalificar a todas las ONGs  , acusándolas de querer desaparecer a las FFAA. Estas declaraciones han causado preocupación no solo a los aludidos sino también a líderes de diversos partidos políticos e inclusive dentro del mismo Gana Perú. Es lamentable estas declaraciones que considero que enturbian aún más las relaciones civiles militares y se abren frentes innecesarios en la sociedad.
Una de las brechas más importantes en las relaciones civiles militares en nuestro país es el enjuiciamiento dilatado de alrededor de 800 militares por acusación por delitos contra los derechos humanos en la guerra interna contrasubversiva contra los terroristas de Sendero Luminoso y Tupac Amaru, y el otro tema es el contenido del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, recusado por una gran mayoría de militares. Considero que son grandes obstáculos que impiden una mayor confianza entre las autoridades políticas con los militares y éstos con la sociedad. Una sociedad recelosa de sus militares y éstos a su vez de sus autoridades políticas que encarnan el proceso democrático del país no permite crear condiciones de seguridad en nuestro país, ante amenazas de carácter externas o internas, de ahí el gran riesgo de no mantener unas adecuadas relaciones civiles militares
En un proceso de transición democrático que ya lleva 11 años, normalmente va acompañado de un proceso de transición militar hacia una democracia consolidada, indudablemente que este segundo proceso va a depender fundamentalmente de las medidas que adopte el sector político; mientras que el sector político no de muestras de profundizar el proceso democrático y no asignar roles claros y definidos a la Fuerza Armada en este nuevo siglo, mayor va a ser  la confusión, desazón e inconveniencias en las expectativas de los militares. Análisis interesante que hace al respecto el Mayor General Jorge Rendón en su artículo Las Fuerzas Armadas que el Perú necesita, en la Carta Mensual del  ADOGEN No 06 – 2011.
 De manera análoga  la clase dirigencial del país que mantiene un statuo quo frente a la modernización del pensamiento militar también es ajena a esta preocupación que debería ser de carácter nacional, sin embargo mantiene secretamente una añorada remembranza del poder militar para balancear el nivel político de acuerdo a sus intereses  particulares, como lo fue en gran parte del siglo XX.



domingo, 4 de septiembre de 2011

Primaveral inicio del nuevo gobierno

Al mes del inicio del gobierno de Ollanta Humala, tirios y troyanos coinciden, que este primer mes ha sido de un saldo positivo para la nueva gestión, hasta la prensa más enconada contra este movimiento político durante la campaña política, ha sido, por decirlo de alguna manera, suave dentro de sus comentarios, no sin dejar de levantar aspectos puntuales que consideran negativos.
Dentro de este contexto se están estableciendo nuevos acomodamientos en las relaciones civiles militares, relaciones sui generis ya que se dan dentro de un período de transición democrática, se ha elegido un presidente que ha sido un profesional militar[1]. Enmarcado en ello, están los nombramientos que se han realizado tanto en las dos carteras de gobierno, en órganos gubernamentales y algunos funcionarios en los mismos que son de procedencia militar. Ha habido una corriente de opinión, particularmente periodística que se estaba militarizando el gobierno; es de suponer que los hombres designados son de la confianza tanto del Presidente como de los despachos y organismos que los han nombrado.
Pero el tema a considerar es que, ya sean civiles o  procedencia militar, si es que cumplen con el perfil del cargo para el cual están siendo nombrados; es decir si poseen el conocimiento y experiencia del puesto, tener una visión democrática que son funcionarios al servicio de una nueva sociedad, con profundos cambios sociales, impulsados por las grandes transformaciones producidos desde la última década, en el mundo y en América Latina; así como si dejan el sesgo castrense para tener una mayor visión política estratégica de la función que le han encomendado. Sus resultados nos darán una respuesta al cabo de un prudencial tiempo.
Por otro lado acudo a una explicación de Pion Berlin[2], cuando establece que en un país que se halla en un período de transición democrática y sus instituciones gubernamentales aún  son débiles e inestables, como es el caso nuestro; el nuevo Presidente se apoya en gente de su entorno que le sean confiables, así como en ciertos mandos de la Fuerza Armada, que le proporcionan cierta estabilidad, garantía para poder cumplir y lograr los objetivos que se ha trazado. Teoría complementada por Peter Feaver[3] con su conocida analogía del “principal” y el “agente”, donde el principal es el Presidente y los agentes son las personas a quienes nombra, delegándoles la responsabilidad de velar por la seguridad del país.
Sin embargo es preciso señalar que el nuevo presidente, durante este tiempo ha asumido en la conducción del país una posición política democrática y las señales que ha estado dando son auspiciosas para este nuevo gobierno, particularmente para la inclusión social, la lucha contra la delincuencia y el tráfico de drogas, último aspecto que fue duramente cuestionado por la suspensión temporal que hubo de la erradicación de los cultivos de coca.
Esperemos que dentro de este nuevo marco gubernamental, las relaciones civiles militares, sean mucho más armónicas que las del gobierno pasado, que dejaron un saldo negativo


[1] Aunque muchos pudieran decir que continua siendo militar; es un tema de discusión que lo dejo para otro momento
[2] Estudioso norteamericano que ha investigado las relaciones civiles militares durante cuarenta años en América Latina.
[3] FEAVER, Peter. Armed Servants. Agency, Oversight and civil – military relations. Harvard 2003