miércoles, 23 de febrero de 2011

El carácter policial de la Fuerza Armada

Tal como lo mencionaba al final de su obra ‘’The Professional Soldier’’, Morris Janovitz(1960), la Fuerza Armada se orienta a ser una fuerza de carácter policial ‘’constabulary force’’; según palabras del mismo, la organización militar deviene en una fuerza policial, cuando se prepara para actuar con un mínimo de fuerza, busca la viabilidad de las relaciones internacionales más que una victoria, porque tiene incorporada una postura de protección militar.
Posición del autor, que se materializa en las diferentes misiones que tienen las Fuerzas Armadas en las operaciones internacionales de ayuda humanitaria, de pacificación, de control de desastres, de destrucción de núcleos terroristas.
La predicción de Janovitz, ¿se está cumpliendo? ¿Hay nuevos roles en la Fuerza Armada, que la perfilan como una fuerza de carácter policial?
Hace pocos días el Gobierno dispuso a través del Ministerio de Defensa la intervención de la Fuerza Armada en la destrucción de dragas informales que extraen oro en los ríos de Madre de Dios y causan serios daños al sistema ecológico de la zona, particularmente con el uso desmedido del mercurio para obtener el preciado mineral.
El quid del asunto, independientemente de la aprobación mayoritaria de tal medida y el éxito que se está logrando, en desmedro de la minería informal, es ¿sí la Fuerza Armada debiera participar en apoyo a la acción de la Policía Nacional o tener a su cargo en forma directa tal intervención?
Si consideramos que la minería informal, la depredación de los bosques, la contaminación de los ríos, corresponde a un ilícito legal, ¿no debería actuar la Policía Nacional? ¿Son las acciones que se toman en esta situación cualitativamente  las más eficientes?
¿Estará preparada la Fuerza Armada en un caso de rebelión y subversión por parte de los pobladores que están siendo afectados?
¿Cuáles son los límites de la Fuerza Armada en caso sean atacadas?
¿Si estamos en un nuevo orden mundial, no sería conveniente capacitar a los miembros de la Fuerza Armada en otro tipo de aptitudes al que se tuvo en el siglo XX?

jueves, 3 de febrero de 2011

Control Democrático de la Fuerza Armada?

Al poco tiempo de pasar al retiro comencé a compartir con civiles académicos sobre temas relacionados con la FA, en una de las intervenciones sostenían que los militares teníamos muchas prerrogativas, no entendí en absoluto, toda vez que nunca lo había pensado o sentido así. Ha tenido que pasar varios años para entender a que se debía dicha afirmación.
Esta situación , hoy deseo materializarlo con un caso de actualidad. La concesión que ha efectuado el Comando de la FAP de 18,000 hectáreas en Chiclayo  por un período de 45 años, a una empresa agroindustrial recién creada con un capital de 3,000 soles, sin ninguna experiencia previa en el ramo, cuyo representante ha sido hasta el momento de publicitarse esta noticia, asesor del Programa Sierra Exportadora, órgano del actual gobierno para promover las exportaciones agrícolas. El tema es que esta concesión se ha hecho a sin el conocimiento  del Ministerio de Defensa, Ministerio de Agricultura y Superintendencia Nacional de Bienes  Estatales (Diario Perú 21).
Al margen del posible tráfico de influencias políticas, lo que quiero significar en el presente post es la discrecionalidad con que actuado dicho Comando. ¿Hasta dónde es posible que un Instituto Armado enajene una propiedad, que el Ministerio de Agricultura le había cedido como polígono de tiro?
Este tema está íntimamente relacionado con el nivel de autonomía que debe tener la Fuerza Armada, que es un punto importante, como lo he manifestado en post anteriores, para mantener la eficacia y eficiencia de la misma para cumplir con su misión asignada, sin que intervengan las autoridades políticas en funciones que no son de su competencia.
¿Estaría este caso dentro de ese nivel de autonomía? Obviamente que no, las propiedades de la  FAP no son extraterritoriales al control de la Superintendencia de Bienes Nacionales y del mismo Ministerio de Agricultura, quien le había cedido el terreno aludido.
Estas señales no son bien recibidas por la ciudadanía en general, porque percibe una discrecionalidad por parte de dicho Instituto y porque la decisión de entregar en concesión un valioso terreno de 18,000 hectáreas a una empresa en especial, constituye una acción inconsulta por parte de la FAP, al margen del posible manejo irregular político; además afectan las relaciones civiles militares, por la falta de control democrático por parte de las autoridades del gobierno, particularmente del Ministerio de Defensa, el cual desconocía del tema y solicitó la intervención de Inspectoría.

martes, 1 de febrero de 2011

El Presidencialismo y la Fuerza Armada

La adecuada y difícil relación civil militar, particularmente en democracias incipientes como la nuestra,  a veces es afectada por las mismas autoridades encargadas de dirigir al sector militar.
En estos días tenemos una muestra más, a la sucesión de ventas de terrenos e instalaciones de la Fuerza Armada, ahora se suma el hecho que el gobierno le ha quitado el carácter de reserva para la defensa nacional a la Base Naval del Callao con el fin de entregar una parte de ella a la construcción de un muelle de minerales, acción tomada por el primer mandatario sin haber hecho las consultas del caso a los marinos, quienes a través del Ministerio de Defensa podrían haber opinado al respecto.
El tema actual, al margen de la medida tomada, es el estilo presidencialista con que se manejan aspectos sumamente delicados para la seguridad y defensa nacional, donde deberían converger el Consejo Nacional de Seguridad y el Ministerio de Defensa, y también por qué no, la Comisión de Defensa del Congreso. Considero que una medida de esa naturaleza no debería tomar el Presidente a espaldas de los entes que tienen que debatir y consensuar, para ver las ventajas y desventajas que reporta dicha decisión.
Y a ello se suma las destempladas declaraciones del mandatario, según el Diario La Primera, donde se expresa mal de dos connotados marinos en el retiro, quienes han expresado libremente su opinión observando la medida, como cualquier otro ciudadano pudiera hacerlo . Según el diario aludido el Presidente manifestó, entre otras cosas: “Aquí hay personas que se creen dueños del Estado y no son más que empleados que deben obedecer las órdenes del gobierno civil…..’’.
La Constitución señala que el Presidente es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, así como que éstas están subordinadas al poder constitucional; la subordinación es un reconocimiento al poder surgido de la elección mayoritaria por los votantes y de ahí que surge el control democrático de las FFAA por el gobierno de turno. Es clara la Constitución en el sentido de la subordinación de la Fuerza Armada al poder político, que no es necesariamente sometimiento, no debe haber un afán instrumental en este control, sino que es un control propio de la democracia; de no ser así los conductores civiles podrían ser  tiranos y dictadores, entonces ya no tendríamos una conducción democrática, sino una conducción dictadora de la FA.
Por otro lado es bueno recordar que dentro de las difíciles relaciones civiles militares,  es importante el nivel de autonomía que debe tener la FA para tener eficiencia y eficacia, nivel que no se impone sino se construye en base a sucesivos acercamientos, confianza, coyuntura política, más aún en un período de transición democrática
En consecuencia no es dable una actitud autoritaria por parte del Presidente con el sector militar, como con cualquier otro sector de la ciudadanía, en principio porque afecta las relaciones civiles militares, segundo porque afecta la seguridad nacional y tercero se estaría dando señales que no estamos con un gobierno democrático.