jueves, 21 de abril de 2011

Las relaciones civiles militares: una construcción social

Las nuevas relaciones civiles militares en nuestro país se vienen dando dentro de un marco democrático, que si bien es cierto de baja intensidad, es el norte al que se pretende arribar como Estado. Estas relaciones deben tener un nivel adecuado y ser las  que más convengan para asegurar al Estado que esté libre de cualquier amenaza.
Debemos tener en cuenta que son las relaciones que se dan dentro de un régimen democrático, entre civiles y militares, donde la Fuerza Armada es consciente que depende del control civil o control democrático para la toma de decisiones en los aspectos de Defensa y Seguridad, y que  no es deliberante en asuntos de política de Defensa y otros asuntos públicos de carácter político. Sin embargo, por otro lado debe tener cierta autonomía para el manejo interno eficiente de sus asuntos  operativos y administrativos.
Tratando de conceptualizar el término podríamos afirmar que las relaciones civiles militares son las interacciones que existen entre la Fuerza Armada y el sector civil, en forma general; y en forma particular con el poder político, son relaciones que se dan como resultado producto de la estructura del poder y contexto político que existe en un país, dentro de una interacción estratégica y jerárquica, que se da de manera cotidiana y que genera naturales tensiones por el tipo de decisiones que se toman.
La Constitución Política del Perú Art. 169, menciona: “Las Fuerzas Armadas no son deliberantes. Están subordinadas al poder constitucional”. Así como lo índica  la vigésimo quinta Política de Estado del Acuerdo Nacional, sobre la cautela de la Institucionalidad de las Fuerzas Armadas y su servicio a la Democracia, menciona que el Estado garantizará el control democrático de las Fuerzas Armadas.
Esta subordinación a veces es mal entendida tanto por políticos como por algunos militares; la subordinación es de carácter político, a la autoridad política, y no implica una sumisión per se, que permita una intromisión de los civiles en aspectos que son inherentes a la Fuerza Armada, dado que le quitaría parte de la eficiencia que he mencionado; sería pues inadmisible justificar la subordinación de los militares al poder civil sólo por un afán instrumental, toda vez que los civiles pueden ser mas autoritarios que los militares.
Por otro lado es interesante analizar como el control democrático o control cívico (Margaret Hayes,CDHS) “antagoniza” en cierta forma con la eficiencia y eficacia de la Fuerza Armada, en vista que el nivel de control o supervisión, como prefieren llamarlo los europeos ( Hans Born del DECAF- Ginebra), tiene que ver con el nivel de autonomía de la Fuerza Armada que le permita cumplir con las misiones asignadas, de manera tal que dicha supervisión coadyuve y no obstaculice dichas misiones, siempre dentro del marco democrático y las líneas rectoras de la política de defensa y política militar del Ministerio de Defensa.
En otras palabras de un lado se tiene autonomía, independencia y profesionalización y del otro control civil de la Fuerza Armada, los que aparentemente  son objetivos incompatibles y de lo que se trata es de encontrar un justo medio. Si quisiéramos hacer una analogía sería como si tuviéramos una balanza, en la que por un lado está el control democrático y en el otro está el profesionalismo militar con la eficiencia y efectividad, el fiel de dicha balanza esta el nivel de autonomía que debe tener la Fuerza Armada que  es una construcción social, que le va a permitir al proceso político una legitimidad ante la sociedad, cualquier presión indebida en una u otra dirección no sería sustentable en el tiempo.
De ahí que el nivel de autonomía que debe tener la Fuerza Armada no es una imposición que hacen los civiles, es mucho mas complejo que eso, es una construcción  que hacen tanto militares como civiles en base a sucesivas aproximaciones, guardando el respeto mutuo y las consideraciones profesionales de ambos sectores; son acercamientos que se van efectuando gradualmente en función a las variables políticas mencionadas anteriormente, de manera tal que permita que la Fuerza Armada pueda cumplir con sus objetivos asignados bajo el control democráticio, sin menoscabar su eficiencia y eficacia. Es preciso mencionar también que el nivel que se alcanza no es estático es más bien dinámico dependiendo de la naturaleza de las amenazas que existan, de la coyuntura política y la cultura cívica de la sociedad.