domingo, 30 de enero de 2011

Los militares y las protestas sociales

Uno de los problemas de las relaciones civiles militares, está en la definición de los campos de acción de los militares; en otros países están bien definidos, la defensa, está asociada a la defensa externa, atribuida a los militares y la seguridad (interna) a la policía; en nuestro país no sucede lo mismo, la porosidad con que la Constitución permite  esta situación, nos señala en el art. 137, inc. 1: ‘’….En estado de emergencia las Fuerzas Armadas asumen el control de orden interno si así lo dispone el Presidente de la República’’ y en el art. 165. ‘’…Tienen como finalidad primordial garantizar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de la República. Asumen el control del orden interno de conformidad con el artículo 137 de la Constitución’’.
Estos dos artículos permiten que las FFAA asuman un papel que le debería corresponder a la Policía Nacional, aunque con el consabido que las fuerzas policiales son sobrepasadas por el conflicto interno, ergo tiene que participar la FA.  Por otro lado la Constitución no precisa cuál es el alcance que debe tener ese control interno; ahora se menciona que debe estar sujeto a la autoridad política (la Constitución aún no se ha modificado). Esta imprecisión ha traído como consecuencia que ningún político de las décadas pasadas durante el conflicto en el Ande haya sido encontrado responsable de los excesos cometidos por algunos miembros de las fuerzas del orden.
Quizá si nos remontamos al origen de los Ejércitos en América Latina, podamos encontrar una de las respuestas frente al carácter protagónico que han tenido las FFAA en la construcción del Estado – Nación. Según Brian Loveman, en la América Hispánica han sobrevivido en el siglo XX, los modelos tanto colonial como del siglo XIX de las relaciones civiles militares, y ella se inicia con la tradición del ‘’guerrero-portador de la fe’’ en la Conquista de América del Sur , tradición que nace en la reconquista de España y que tiene un mayor auge cuando a los militares les dan otras responsabilidades en la administración, tales como el mantenimiento de la ley y el orden público y otros cargos que se van otorgando como las Capitanías Generales, Presidente de la Audiencia, Adelantados, etc. En resumen hubo una militarización del reino español; esos atributos mayormente no cambiaron en los militares independentistas de AL, al producirse la liberación de España.  
 En la actualidad en una sociedad que pretende ser moderna no debería haber la militarización de un problema social, que pudiera ser sólo de competencia de la policía, lo que traería como consecuencia que estas acciones no se encuadren en el campo del ‘’crimen delictivo’’, como sostiene Jaime Garreta y eso no permite que las ‘’respuestas sean cualitativamente  las más eficientes’’. Menciono esta situación porque cada vez más es posible la aparición de conflictos, debido a la incapacidad del Estado de satisfacer las demandas básicas de la sociedad, como salud, educación, seguridad pública; así como aspectos relacionados con las concesiones privadas en las comunidades
Los diferentes gobiernos normalmente se hayan tentados a acudir a las FFAA para solucionar sus problemas internos, como las protestas sociales, las movilizaciones, más aún cuando sus instituciones son débiles y corruptas. Se acude a las FFAA porque se dispone de una organización estructuralmente eficiente y eficaz, y está a la mano y se le pretende dar un multiuso, como cuando dicen que los pandilleros vayan a hacer servicio militar, o se pretende que regrese la instrucción pre militar, para adquirir una mayor conciencia cívica, en una sociedad completamente diferente a la del siglo XX, cuando esta responsabilidad es de los líderes políticos mediante políticas públicas que sean capaces de revertir los problemas sociales.

miércoles, 5 de enero de 2011

Los militares y las campañas políticas


Tenemos todavía tristes recuerdos de la politización de algunos militares que actuaron en campañas políticas, particularmente en la década del 90, que mermaron la institucionalidad castrense, su neutralidad y su carácter no partidario como cualquier funcionario del Estado ante veleidades del poder político.
El día Martes 5, aparece una fotografía en el Diario Perú 21, en la parte superior, donde  Pedro Pablo Kuczynski, líder de la Alianza para el Gran Cambio, candidato a la Presidencia para estas elecciones, sale pronunciando un discurso como parte de su campaña política sobre reformas en el sector Interior, que son resaltadas por dicho diario; no tendría nada de llamativo el que lo haya hecho, aprovechando la juramentación del líder de Alianza para el Progreso, César Acuña, como alcalde reelecto de la ciudad de Trujillo.
El tema, que traigo a  colación, es la presencia de un militar, aparentemente el Jefe de la Guarnición de Trujillo, junto a los líderes políticos que aparecen en la mesa. Considero que su asistencia debido a una posible invitación de César Acuña podría estar dentro de lo normal de las buenas relaciones que tiene que darse entre el Jefe de una Guarnición y las autoridades de la misma. Pero  parece que el militar en mención no se percató que dicha ceremonia no iba a ser solamente protocolar, sino también un aprovechamiento de los líderes de dicho partido para hacer campaña política, y este Jefe militar se encontró dentro de ella, presumiblemente sin proponérselo.
La publicación en un diario de circulación nacional de un militar en actividad y uniformado, dentro de una demostración política partidaria, no le hace un favor al Ejército, en este caso; por lo que estimo que los militares en guarniciones deberían tener más tino, asistiendo sólo a la parte protocolar, y cuando de estas demostraciones políticas partidarias se trate , evitarlas en la medida que sea posible. Es probable  que medie amistad ente los actores mencionados, pero ella no debería comprometer para nada la asepticidad de la Institución que representa el militar.
El militar debería conocer los procesos políticos, y los procesos democráticos; conforme ascienda a altos cargos y mayores responsabilidades, tendrá una mayor interacción con las autoridades políticas por lo que  tendría que tener un pensamiento político estratégico de la política en forma normativa y general, de ninguna manera partidarizada, a fin de conocer la coyuntura política y servir mejor a su Instituto y al país.
La antigua dicotomía entre lo técnico y político se ha ido difuminando, los servidores públicos en sus más altos cargos no solamente argumentarán su capacidad técnica para la solución de problemas a través de políticas públicas, sino también un conocimiento político del porque se dan ese tipo de soluciones o alternativas para atenuar problemas nacionales.


martes, 4 de enero de 2011

Las nuevas relaciones civiles militares

Este es un tema que puede tener varias entradas, pero estimo que las relaciones civiles militares RCM, tienen un apellido,  son relaciones que se dan, para nuestro caso,  en el marco de un proceso democrático.
Proceso en el que nos encontramos, aún en un período de transición democrática, en camino hacia una consolidación de la misma. Y estas relaciones se establecen fundamentalmente por la interacción que tiene la FA o militares con el poder político de turno, elegido por voto soberano, en sufragio universal. Las RCM se establecen sobre  una construcción, no una imposición, entre civiles y militares,  que se van conformando en forma dinámica, siendo la base de la misma, la subordinación de la FA a la conducción democrática o cívica de la misma, establecida por el gobierno de turno, y el reconocimiento por parte de las autoridades civiles de un nivel de autonomía que deben disponer las FFAA para cumplir la misión asignada con eficiencia y eficacia.
El control civil sobre la FA no implica un sometimiento de ella a lo civil, aquél no debe tener un sentido instrumental per se, sino como un control propio de un régimen democrático, como consecuencia de la tensión que pudiera haber entre autoridades políticas y un grupo de hombres que disponen de armas, que deberían emplearlas sólo con el consentimiento de la sociedad. Por otro lado la autonomía que deben tener las FFAA es de suma importancia, de manera tal que no haya una intromisión indeseada de políticos en niveles que son de competencia propia de los Institutos. El tema crucial de este punto, es el nivel de autonomía que debe haber; también es una construcción, tampoco es impuesta, que no es inmóvil ni fija, se va adecuando conforme  a las circunstancias y coyuntura política.
Según Charles Moskos en The Postmodern Military. Armed Forces after the Cold War, los cambios más dramáticos, con las transformaciones que ha habido en las últimas décadas en el mundo, se han dado en las FFAA. El término de la Guerra Fría, la Globalización y la Tercera Ola de Democratización, han traído cambios fundamentales en diversos aspectos de la FA, las misiones asignadas, cambios en las organizaciones, cambios en el perfil del Oficial, entre otros han traído  como consecuencia unas nuevas relaciones civiles militares.
Hoy en día, una fuerza al mando de un Oficial que tiene una misión de mantenimiento de paz y seguridad, o una misión de ayuda humanitaria, ya no se encuentra con un enemigo definido, con distintivos y dispositivos de combate, ahora pueden ser subversivos o delincuentes que socaban el orden, y el  trato del Oficial , fundamentalmente, es con autoridades locales, autoridades internacionales, ONGs, con funcionarios del Estado, otras autoridades militares, con personas que no hablan el mismo idioma, etc.
Lo que había preconizado Morris Janovitz en 1960, en The Professional Soldier. A Social and Political Portrait, sobre la ‘’civilinización’’ de la FFAA, se está cumpliendo de alguna manera en el nuevo orden mundial.