domingo, 4 de septiembre de 2011

Primaveral inicio del nuevo gobierno

Al mes del inicio del gobierno de Ollanta Humala, tirios y troyanos coinciden, que este primer mes ha sido de un saldo positivo para la nueva gestión, hasta la prensa más enconada contra este movimiento político durante la campaña política, ha sido, por decirlo de alguna manera, suave dentro de sus comentarios, no sin dejar de levantar aspectos puntuales que consideran negativos.
Dentro de este contexto se están estableciendo nuevos acomodamientos en las relaciones civiles militares, relaciones sui generis ya que se dan dentro de un período de transición democrática, se ha elegido un presidente que ha sido un profesional militar[1]. Enmarcado en ello, están los nombramientos que se han realizado tanto en las dos carteras de gobierno, en órganos gubernamentales y algunos funcionarios en los mismos que son de procedencia militar. Ha habido una corriente de opinión, particularmente periodística que se estaba militarizando el gobierno; es de suponer que los hombres designados son de la confianza tanto del Presidente como de los despachos y organismos que los han nombrado.
Pero el tema a considerar es que, ya sean civiles o  procedencia militar, si es que cumplen con el perfil del cargo para el cual están siendo nombrados; es decir si poseen el conocimiento y experiencia del puesto, tener una visión democrática que son funcionarios al servicio de una nueva sociedad, con profundos cambios sociales, impulsados por las grandes transformaciones producidos desde la última década, en el mundo y en América Latina; así como si dejan el sesgo castrense para tener una mayor visión política estratégica de la función que le han encomendado. Sus resultados nos darán una respuesta al cabo de un prudencial tiempo.
Por otro lado acudo a una explicación de Pion Berlin[2], cuando establece que en un país que se halla en un período de transición democrática y sus instituciones gubernamentales aún  son débiles e inestables, como es el caso nuestro; el nuevo Presidente se apoya en gente de su entorno que le sean confiables, así como en ciertos mandos de la Fuerza Armada, que le proporcionan cierta estabilidad, garantía para poder cumplir y lograr los objetivos que se ha trazado. Teoría complementada por Peter Feaver[3] con su conocida analogía del “principal” y el “agente”, donde el principal es el Presidente y los agentes son las personas a quienes nombra, delegándoles la responsabilidad de velar por la seguridad del país.
Sin embargo es preciso señalar que el nuevo presidente, durante este tiempo ha asumido en la conducción del país una posición política democrática y las señales que ha estado dando son auspiciosas para este nuevo gobierno, particularmente para la inclusión social, la lucha contra la delincuencia y el tráfico de drogas, último aspecto que fue duramente cuestionado por la suspensión temporal que hubo de la erradicación de los cultivos de coca.
Esperemos que dentro de este nuevo marco gubernamental, las relaciones civiles militares, sean mucho más armónicas que las del gobierno pasado, que dejaron un saldo negativo


[1] Aunque muchos pudieran decir que continua siendo militar; es un tema de discusión que lo dejo para otro momento
[2] Estudioso norteamericano que ha investigado las relaciones civiles militares durante cuarenta años en América Latina.
[3] FEAVER, Peter. Armed Servants. Agency, Oversight and civil – military relations. Harvard 2003

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